San Lorenzo se trajo tres puntos vitales del José Fierro. Le ganó 2-1 a Atlético Tucumán, lo dio vuelta con actitud y cortó una racha sin triunfos como visitante. El equipo de Damián Ayude recuperó terreno en la lucha por los playoffs —donde se mantiene entre los ocho mejores— y también sumó aire en la tabla anual pensando en la Copa Sudamericana.
Del desconcierto inicial al alivio sobre la hora
San Lorenzo arrancó el partido como si todavía no hubiera llegado al José Fierro. Atlético Tucumán, más intenso, más suelto y con mayor decisión, se adueñó del arranque y encontró rápido el premio. A los 8 minutos, una jugada que sintetiza varios de los males del Ciclón: una falta innecesaria de Elías Báez, una pelota parada mal defendida y una cadena de errores que terminaron en gol.
El tiro libre de Méndola cayó al área, Romaña quiso despejar pero la peinó corta, la pelota rebotó en la espalda de Nacho Perruzi y le quedó servida a Ortiz, que la agarró de lleno y fusiló a Gill, que pudo haber hecho algo más. Un gol de esos que duelen doble: por lo evitable y por repetido.
De a poco, el equipo de Damián Ayude empezó a acomodarse, emparejó la posesión y generó un par de llegadas, aunque sin demasiada claridad. Gulli probó dos veces desde afuera del área y Cerutti también probó con un tiro libre, pero siempre se topó con un Mansilla que no tuvo demasiados problemas para contener.
Y cuando parecía que el primer tiempo se moría sin premio, llegó el alivio. Centro de Cerutti desde la derecha, puñetazo fallido de 1 Decano y golpe sobre Cuello. Amiconi no había cobrado, pero el VAR lo llamó y corrigió el error. Penal para San Lorenzo. El propio delantero lo cambió por gol a los 49 minutos, para poner el 1-1 parcial y dejar al Ciclón respirando en Tucumán.
la reacción, el susto y el desahogo final
San Lorenzo salió al complemento con otra cara. Damián Ayude movió rápido las piezas y mandó a Diego Herazo en lugar de Fabricio López, buscando más peso en el área. El cambio fue clave: el equipo ganó presencia ofensiva y, apenas a los cinco minutos, dio vuelta el resultado.
Tiro de esquina de Gulli desde la izquierda, anticipo de Tripichio en el primer palo y pelota al segundo, imposible para Mansilla. Gol de cabeza, de emboquillada, y 2-1 para el Ciclón, que encontró el desahogo que tanto buscaba.
Desde entonces se vio lo mejor de San Lorenzo en varias fechas. Tripichio se adueñó del medio, Gulli manejó los tiempos y el tridente Cerutti–Herazo–Cuello le dio otra dimensión al ataque. El Decano la tuvo, pero nervioso no encontró los caminos y el CASLA, más suelto, tuvo aproximaciones que si estaba más fino pudo haber aprovechado.
Pero el equipo volvió a sufrir por los mismos fantasmas. Gill tuvo una noche floha, y a los 28 minutos salió con poca decisión a cortar un centro pasado. Ruiz Rodríguez la metió al medio y Nicola la empujaba de sobrepique, pero Romaña salvó casi en la línea. En la jugada siguiente, del tiro de esquina, otra mala salida del arquero casi termina en empate: Ferreira cabeceó solo y la pelota pasó rozando el palo.
San Lorenzo respondió con la más clara del segundo tiempo. Herazo ganó de cabeza y dejó solo a Cuello, que definió al cuerpo de Mansilla. En la réplica, Gill tuvo revancha y contuvo bien un cabezazo a quemarropa de Ruiz Rodríguez, tras un centro cruzado al corazón del área que cayó entre Romaña y Pitu Herrera.
El cierre fue para el infarto. Atlético Tucumán fue con todo en busca del empate, y en la última jugada, Ruiz Rodríguez parecía arruinar la noche azulgrana. Ganó el Tucu Díaz por arriba, el delantero empujó en el área chica… pero estaba en clara posición adelantada. Gol anulado y respiro enorme para San Lorenzo, que se abrazó a una victoria tan trabajada como necesaria.
