Este viernes arranca la pretemporada de San Lorenzo y Diego Monarriz tomó la decisión de no incluir en la lista de futbolistas que empezarán a trabajar en la Ciudad Deportiva a cuatro jugadores. Se trata de Nicolás Navarro, Santiago Vergini, Rubén Botta y Ezequiel Cerutti, y cada uno tiene su explicación…
Navarro fue el único que jugó de titular en gran parte del semestre pasado. Alternó entre buenas y muy malas, y las inseguridades que dio se reflejaron sobre todo en el 1-3 contra Defensa y Justicia, que coincidió en el último partido de la era Pizzi. Ahí fue silbado por todo el Nuevo Gasómetro y después no volvió a sumar minutos. Tiene contrato hasta junio de 2021 y suena, entre otros equipos, en el Gimnasia de Maradona.
Vergini jugó poco y nada. La cuestión es que llegó después de un mal paso por Boca y también como descendido de la liga turca (había jugado solo en cinco oportunidades), y en San Lorenzo su nivel continuó en esa sintonía: nunca consiguió rendir y de a poco fue perdiendo protagonismo. Arribó hace tan solo seis meses y tiene vínculo vigente hasta 2022.
El caso de Botta viene de arrastre. Durante los últimos mercados de pases la dirigencia intentó negociarlo pero jamás pudo desprenderse de uno de los contratos más altos del plantel. No logró ser jamás aquel zurdo habilidoso que arrancó en Tigre y no logró continuidad desde que arribó, a principios del 2017. Todavía está ligado a la institución hasta junio de este año.
Cerutti es otro de los futbolistas que llegó en el último libro de pases y, como tampoco colmó las expectativas ni llegó a mostrar el rendimiento de sus últimos meses de la primera etapa, también le darán salida. Vélez es uno de los posibles destinos del Pocho, aunque Newell’s también preguntó por el atacante. ¿Su contrato? Hasta mediados del 2022.
En los próximos días se conocerá el destino de cada uno de los borrados. Por el momento, la única certeza es que Monarriz no tendrá en cuenta a ninguno de ellos para el 2020.