Seguramente cuando Mauro Pittón llegó a San Lorenzo junto a su hermano Bruno, procedente de Unión de Santa Fe, lo habrá hecho lleno de ilusiones y con ganas de hacerse un lugar y dejar su nombre en alto. Sin embargo, tuvo pocas chances en Boeod, primero de la mano de Pizzi y después con Monarriz (apenas jugó nueve partidos), y en enero de este año fue vendido a Vélez.
“Sabemos lo difícil que es en cualquier club ganarse un lugar. Uno siempre trata de esperar la posibilidad y se entrena al máximo para cuando le toque, pero en San Lorenzo no me tocó tener muchas oportunidades. En los entrenamientos trataba de exigirme en el día a día y aportar del lugar donde me toque. Crecí muchísimo desde lo mental”, reconoció en diálogo con la 94.1.
A pesar de la poca continuidad que tuvo en su paso por el Ciclón, el volante reconoce: “Me quedó muy buena relación con todos mis compañeros. Hasta el día de hoy hablo con varios. Con Bruno hemos ido a comer con algunos chicos del plantel y con la mayoría de la gente del club me quedo una relación de mucho cariño”.
Por primera vez en sus carreras, los hermanos Pittón se separaron. Y, claro, Mauro extraña el día a día con Bruno. “En Unión no, pero en San Lorenzo concentrábamos juntos. Nos acostumbramos a estar mucho tiempo compartiendo momentos. En ese sentido obviamente, para la familia y para nosotros, es más complicado. Pero separados disfrutamos del presente del otro”, cerró Mauro.