San Lorenzo estuvo desconocido. Está claro que el equipo de Rubén Insua está pasando por uno de sus momentos más complicados del ciclo. Solo ganó uno de los nueve partidos de la Copa de la Liga y encima este sábado, cuando tenía la chance de empezar a reivindicarse junto a su gente, sufrió un golpazo de realidad ante Newell’s, que lo goleó 3 a 0.
Se notan los serios problemas que tiene el Ciclón, sobre todo de mitad de cancha hacia adelante. La pregunta es si el técnico podrá dar vuelta la historia con un grupo falto de confianza y que sintió, además, el nerviosismo que vino desde afuera. Y no por la gente, sino por el propio Gallego que, como nunca, se sacó con el cuerpo técnico del rival y se fue expulsado en el primer tiempo.
En esos 45 minutos, el partido era parejo. Incluso San Lorenzo tuvo una oportunidad clarísima de ponerse al frente del marcador por un cabezazo de Bareiro que Hoyos tapó abajo. Pero al toque nomás, Newell’s puso el primero después de un anticipo en el borde del área y una gran definición de Ferreira, que la colocó lejos de Batalla. Y todo cambió.
Si lo del primer tiempo dejó mucho que desear, ni hablar de lo que pasó en el complemento. Dos equivocaciones de Braida, que suele fallar poco, terminaron de liquidar el partido a favor de la visita. Primero, de una pelota larga, cabeceó para atrás y en el centro Ferreira puso el segundo. Después hizo una casi igual, metió la pelota al medio (también de cabeza), Recalde se la dejó de taco a Sordo y partido liquidado.
En el final, Luján metió dos faltas de amarilla y el equipo, que tuvo niveles individuales muy bajos, terminó con diez prácticamente sin patear al arco. Newell’s, cómodo en su planteo, casi que fue testigo de cómo San Lorenzo se autodestruyó. Y chau invicto. Ahora a jugarse la vida en el mano a mano con San Martín en la Copa Argentina, que a esta altura ya es una final anticipada para Boedo.