El equipo de Romagnoli fue mejor en el primer tiempo. Más allá de los sustos del final, tuvo una media hora en la prácticamente jugó en campo rival, recuperando la pelota alto e imponiéndose en cada pelota dividida. Pero como viene siendo una constante en este equipo, incluso antes del ciclo del Pipi, le costó demasiado llegar con claridad al arco rival. ¿Lo bueno? En medio de la falta de lucidez encontró la ventaja en el primer tiro al arco.
El 1-0 llegó en una pelota parada a los 23 minutos y con ayudita de la gente de Peñarol cuando Leguizamón pateó un tiro libre que parecía inofensivo al primer palo y Aguerre tuvo una muy floja respuesta. Merecido lo del CASLA, que luego de un buen inicio mermó físicamente y debió aparecer Altamirano para sostener el resultado en una ráfaga del 34′ al 38′: primero le tapó un remate mordido a Franco Gónzález, después reaccionó bien a un desvío en un tiro libre de Ramírez y de ese córner le tapó un cabezazo a Ramírez.
En el complemento pasó poco. Peñarol cambió más de medio equipo y si bien tuvo la intención de ir a buscarlo más adelante, jamás pudo llegar con claridad. San Lorenzo, que empezó algo más replegado, de a poco se fue animando y encontrando espacios para contragolpear. En eso, error en la salida local, remate de Tarragona que tapó Morgan y rebote que cayó en la zurda de Reali, que en la primera pelota que tocó aumentó la ventaja para el 2 a 0 parcial.
Más allá de la ventaja, el equipo de Romagnoli mantuvo la superioridad con la renovación de energías que le brindaron Tapia, Porra, Medina y la experiencia de Blanco. Además, Pipi se dio el gusto de darle sus primeros minutos al pibe Coronel, el lateral izquierdo de 16 años que habitualmente juega en la Séptima. Todo redondito para San Lorenzo.