Buen primer tiempo. De mayor a menor fue lo del equipo de Romagnoli, que tenía que hacer un giro de 180 grados para dejar atrás lo que vivió el fin de semana con Atlético Tucumán. Y respondió. Desde la agresividad, raspando y presionando alto arrancó bien. Con esa fórmula llegó el gol: recuperación alta de Reali, gran centro a la carrera de zurda y cabezazo letal de Cuello para dejar parado a Everson.
Luego de la ventaja, San Lorenzo no se relajó, pero sí entregó la pelota y decidió apostar a una contra que no llegó. Atlético Mineiro, igualmente, no encontró espacios. Intentó por los costados, con jugadas que terminaban en centros que despejaban los defensores del Ciclón o atrapaba Altamirano, que se mostró seguro en esa primera mitad cortando algún que otro envío aérea. Pero…
Cuando el trámite seguía igualado en el complemento, la sorpresa. O no tanto. Al arquero le volvieron las mismas inseguridades del partido del sábado, respondió muy flojo ante un remate desde la esquina que no llevaba demasiadas complicaciones y se la dejó servida a Paulinho para el 1-1. Después de eso, fue todo nervios San Lorenzo en general y Altamirano, otra vez, en particular.
Aunque le costó volver a partido, con el correr de los minutos el Ciclón volvió a empujar. Lo hizo, como la gran mayoría de veces, a los tumbos. Con mucha actitud, pero poco ingenio e imaginación para poder llegarle claro a Everson. Intentó con algunos centros, algún que otro disparo de afuera del área, pero poco más. El tiempo se terminó, el público se lamentó y ahora habrá que ir a buscar la clasificación a Brasil.