Parejo primer tiempo en el Pedro Bidegain. San Lorenzo, es cierto, fue algo mejor porque tuvo más tiempo y mejor la pelota. Sin embargo, repitió problemas que ya son una constante: independientemente de cómo juegue hasta tres cuartos de cancha (hoy lo hizo con algunas buenas combinaciones), en los últimos metros del ataque le cuesta horrores poder generar situaciones claras de gol.
En el recuento, el equipo de Russo llegó más veces que el Canalla. Un centro de Cerutti que no llegó a conectar Braida, una tijera de Vombergar después de un hermoso taco de Tripichio que se fue desviado y un remate del Pocho que también pasó lejos. Pero, claro, ninguna de esas llegadas llevó peligro al arco de Fatura Broun. En contraposición, Gill sí tuvo que exigirse en un remate lejano de Lovera luego de una salida fallida y el corte en mitad de cancha.
Leé también
En el inicio del complemento, San Lorenzo pareció arrancar dormido. Gill volvió a aparecer, ahora para taparle un mano a mano a Duarte, y al ratito Mallo cabeceó en solitario por encima del travesaño, en una salida con dudas del arquero. A partir de esa última jugada, el local reaccionó y empezó a empujar: tuvo sus buenos minutos, ganando las divididas y jugando en campo rival. Pero, en la misma sintonía que el PT, tampoco le pudo llegar claro al Canalla.
En medio de la impotencia, un error de Herrera en el despeje y otra tremenda intervención de Gill, que le achicó bien a Giaccone y le tapó con el brazo un disparo que pedía gol. Después, poco y nada. Central empezó a manejar la pelota y el “movete, Boedo movete”, el hit que sonó en gran parte del torneo para hacer reaccionar a los jugadores, volvió a caer de las tribunas. Y, claro, fue toda una premonición de lo que se vendría al final.
Central recuperó en su propio campo, metió un ataque rápido que comandó Malcorra y tras un centro de Giaccone, Copetti anticipó a Tonga Hernández y marcó el 1-0 en tiempo de descuento. Después, el bochorno: una bomba de estruendo que cayó cerca de los jugadores de Central, los ánimos caldeados por el presente institucional y los insultos que, como en toda la tarde, volvieron a aparecer contra Marcelo Moretti, la dirigencia y el pedido de elecciones anticipadas.
