El eterno amague de Marcelo Moretti finalmente se concretó. Después de semanas de idas y vueltas, rumores y apariciones estratégicas, el presidente de San Lorenzo dio el primer paso formal: envió un correo electrónico a la Secretaría del club para levantar la licencia que había pedido en abril tras el escándalo de los videos y, de paso, convocó a una reunión de Comisión Directiva para el próximo lunes. Allí buscará formalizar su regreso al poder.
La movida no sorprende. Desde hace varios días se percibía que la vuelta era cuestión de tiempo. Primero, con su aparición del lunes pasado junto a un escribano en Av. La Plata, gesto leído puertas adentro como un tanteo. Y sobre todo con el guiño de la AFA, que deslizó que el Tribunal de Ética no avanzará con sanciones en su contra. Aunque el boletín oficial todavía no salió —se espera recién mañana—, en Boedo ya daban por hecho que el camino quedaba despejado para Moretti.
Mientras tanto, el resto de la CD avisa que no quiere volver a compartir espacio con él pero se mueven entre renuncias a medias y maniobras que solo refuerzan la sensación de parálisis. Julio Lopardo se bajó de la presidencia interina, pero no se fue: regresará a su lugar de vocal. Javier Allievi, por su parte, agitó una “renuncia condicionada” que en la práctica no lo aparta de la mesa. Todos amenazan con irse; nadie abandona su cargo.
El regreso de Moretti, entonces, se da en un escenario enrarecido: dirigentes que juegan al desgaste, socios e hinchas que se niegan a volver a ver a Moretti tomando las riendas del club y exigen elecciones anticipadas. En medio de todo esto, en redes sociales ya empezó a circular una convocatoria a la sede de Av. La Plata para el viernes. Y el sábado, el equipo de Ayude vuelve a jugar en el Nuevo Gasómetro, que seguramente será escenario de un repudio masivo al presidente, como ya ocurrió durante casi todo su mandato.