Hoy se cumple un nuevo aniversario de uno de los partidos más vibrantes que tuvo la Copa Libertadores y que le dio nacimiento al Silencio Atroz, que hasta el día de hoy es recordado y mencionado cada vez que revive en el recuerdo. Esa noche en el Monumental, San Lorenzo eliminó a River con un doblete de Gonzalo Bergessio después de ir perdiendo 2-0 y con dos jugadores menos. Épico.
El Ciclón le había ganado 2-1 en la ida y ese 8 de mayo del 2008 iba a buscar la clasificación en un territorio históricamente difícil. Las cosas no arrancaron bien: Falcao puso la ventaja del Millonario y sobre el final del primer tiempo se quedó con uno menos por la expulsión del Burrito River.
En el inicio del complemento, Jonathan Botinelli insólitamente le dio un codazo al colombiano dentro del área y San Lorenzo se quedó con dos hombres menos. El penal fue convertido por Sebastián Abreu, el uruguayo que había nacido futbolísticamente en Boedo, y parecía que todo estaba terminado.
Con nueve hombres, con más corazón y garra que fútbol, el equipo que dirigía Ramón Díaz se lo llevó puesto. Gonzalo Bergessio clavó un zurdazo cruzado para descontar y que la definición se estire, al menos, hasta los penales.
Sin embargo, solo tres minutos más tarde, Lavandina marcaría el empate de cabeza. Luego de un córner de D’Alessandro, el delantero anticipó su marca en el primer palo y desvió la pelota al segundo. Inatajable para Carrizo. Y delirio de los 10.000 Cuervos que coparon la tribuna visitante. El 2-2, finalmente, se mantendría hasta el final del partido.
Días después, las declaraciones de Oscar Ahumada, jugador de River, terminaron de darle el cierre definitivo a esta historia: “Cuando San Lorenzo metió el 2-1 el estadio enmudeció. Yo he jugado en la cancha de Boca ganando 2 a 0 y el estadio se nos venía abajo. Se sintió ese silencio atroz y quizás después quedó expresado en la cancha. Por ahí, necesitábamos de ellos. Esas cosas molestan. Los hinchas influyen en un partido”