La situación no puede ser subestimada. Las finanzas de San Lorenzo no gozan de buena salud y necesita sí o sí liberarse de varios contratos para acomodar sus números. En un “40 por ciento”, reconoció en las últimas horas Horacio Arreceygor. Por eso, después de la contratación del técnico, llega el momento de la depuración del plantel.
El primero de la lista tiene nombre y apellido: Franco Troyansky. Sí, el delantero que llegó en el último mercado de pases (hace poco más de cuatro meses) y por el que la dirigencia tuvo que poner 200 mil dólares, rescindirá el préstamo que vencía a fin de año y volverá a Unión de Santa Fe, el dueño de su ficha.
En Boedo, el jugador de 24 años disputó 15 partidos, seis de ellos de titular, y convirtió dos goles, uno ante Platense por la Copa de la Liga y el otro contra 12 de Octubre por la Copa Sudamericana. Su carrera continuaría, también cedido, en Talleres de Córdoba, club que lo pretendía antes de que el Ciclón lo convenza para venir a Boedo.
El mal momento futbolístico y la depreciación del peso, sumada a la ostensible imprudencia de algunas decisiones tomadas por la Comisión Directiva, produjeron muchísimos desequilibrios que son necesarios corregir. Es por eso que todos los futbolistas están en la vidriera y los directivos aguardan con consumar algunas ventas para darle alivio a la tesorería.
Franco Di Santo (¿Se va a Boca?), Andrés Herrera y Bruno Pittón son jugadores a los que quieren vender. También les buscarán salida a Diego Braghieri (lo quiere Lanús), Fernando Monetti y probablemente a otros que también juegan poco y son prescindibles como Jalil Elías, Lucas Melano y Torito Rodríguez.