San Lorenzo atraviesa una crisis profunda en todos los frentes. Los problemas económicos, financieros e institucionales se mezclan con un presente deportivo que no levanta, en medio de una dirigencia fragmentada, salarios atrasados y conflictos judiciales que amenazan la estabilidad del club. En ese contexto, cuando parecía que no podía haber más malas noticias, apareció otro golpe: el Ciclón suma cinco nuevas inhibiciones, que elevan el número total a once.
Once inhibiciones y una situación límite
San Lorenzo recibió cinco nuevas inhibiciones por tiempo indefinido que ya figuran en el registro de deudores en la FIFA: tres por reclamos de clubes por derechos de formación de Diego Herazo y dos que pertenecen a Rafa Pérez, que en conjunto ascenderían a los 350 mil dólares. El club pasa así de tener seis inhibiciones a once, un número que bloquea completamente la posibilidad de incorporar jugadores y que refleja la magnitud del desorden financiero que arrastra la institución.

Sin refuerzos y con la plata destinada a “sobrevivir”
En su momento, la conducción interina de Julio Lopardo había tomado la decisión de no pagar las inhibiciones para priorizar el funcionamiento interno. Los ingresos por la venta de Elián Irala, el resarcimiento por la salida de Miguel Ángel Russo y el dinero recibido por el pase de Malcom Braida a Boca, entre otros, se utilizaron como método de supervivencia: pagar sueldos, cubrir gastos administrativos y sostener la estructura diaria del club.
El objetivo era mantener al día al plantel y a los empleados, pero ni siquiera eso se logró. Los sueldos se volvieron a atrasar, y aunque con el regreso de Marcelo Moretti se abonó una parte de los haberes pendientes, la situación económica sigue siendo crítica. En Boedo, la pregunta que resuena es inevitable: ¿a dónde fue a parar realmente el dinero que entró?
Las deudas que ya arrastraba San Lorenzo
Antes de esta nueva oleada, San Lorenzo ya acumulaba seis inhibiciones activas por más de 2,2 millones de dólares, sin contar intereses ni costas judiciales. Entre ellas figuraban la deuda con Monterrey de México, por la última cuota del pase de Adam Bareiro, cercana a los 600 mil dólares; el incumplimiento del plan de pagos con Diego “Torito” Rodríguez, que ronda los 800 mil dólares; los 500 mil dólares correspondientes a Cristian Zapata por dos cuotas impagas de su acuerdo de salida, y otros 250 mil dólares que se le deben al Austin FC por el pase de Jhohan Romaña. Incluso hay una multa administrativa de 1.000 francos suizos impuesta por FIFA que tampoco fue abonada.
Ahora, con las cinco nuevas inhibiciones notificadas, el número asciende a once y la deuda total crece a los 2.500.000 millones de dólares, aproximadamente.
El riesgo del fondo suizo
A este cuadro de asfixia económica se le suma el pedido de quiebra del fondo suizo AIS Investment Fund, que reclama cerca de 5 millones de dólares. El club intenta ganar tiempo en la Justicia para evitar un escenario extremo, pero la amenaza de una medida más severa sigue latente y se suma a un panorama que ya es alarmante.
