La eliminación de la Copa Argentina ante Tigre ya había dejado a San Lorenzo con bronca. Pero lo que sucedió después del partido, en el vestuario del estadio de Deportivo Morón, terminó de completar una jornada cargada de fastidio: el plantel azulgrana se fue del Nuevo Francisco Urbano sin poder bañarse porque le cortaron el agua caliente.
El hecho generó sorpresa y enojo en los jugadores y el cuerpo técnico. Algunos futbolistas directamente se cambiaron a un costado, en el mismo vestuario, y se subieron al micro sin ducharse, con camperas puestas y la ropa de partido debajo. Otros apenas se quitaron las botines, se pusieron zapatillas y se fueron tal como habían terminado el partido. No hubo declaraciones. Solo silencio, rostros serios y un regreso inmediato a la concentración.
Este nuevo episodio se suma a una lista de situaciones extrafutbolísticas que San Lorenzo ya había reclamado durante la jornada: el uso del vestuario visitante cuando, según la reunión que habían mantenidos los clubes con Aprevide, debía ser considerado local; y las dimensiones del campo de juego, visiblemente reducido.
A todo esto, dentro de la cancha, el equipo de Damián Ayude perdió 1-0 con Tigre, sufrió la expulsión de Alexis Cuello en el primer tiempo y se despidió del torneo en los octavos de final.