Mientras el foco de atención está centrado en el caso Matías Reali y en la necesidad de reforzar al equipo de cara al segundo semestre, San Lorenzo tiene una gran cantidad de futbolistas profesionales que transitan esta parte del año trabajando de manera muy diferente.
Uno en Uruguay comandado por Leandro Romagnoli y que ya piensa en la vuelta del fútbol oficial, el sábado 20/7 ante Huracán, y otro que labura en la Ciudad Deportiva con un preparador físico con jugadores que no serán tenidos en cuenta. Entre ellos se destaca Cristian Ferreira, al que el Pipi lo bajó de la pretemporada.
La situación del volante es conocida. En Boedo arrancó bien, pero a causa de algunos problemas físicos y algunas actitudes que fueron cayendo mal, fue perdiendo lugar. Tal es la consideración que hoy tienen de él que el CASLA rechazó que sea moneda de cambio por la venta de Bareiro a River y ahora están viendo la manera de rescindir el préstamo que termina el 31 de diciembre.
A Ferreira lo acompañan tres jugadores que formaron parte de la polémica del mercado pasado, ya que llegaron como refuerzos para la Reserva que en aquel momento dirigía el Pipi y nunca se pudieron acomodar. ¿Quiénes son? El defensor Germán Pared (22 años), que vino de Tristán Suárez; Danilo Gómez (22), de Colón de Santa Fe; y Ian Vera (19), de Estudiantes de Caseros.
Además, el grupo de marginados está integrado por tres jugadores más formados en las inferiores del club que por algún u otro motivo no pudieron llegar a debutar en Primera: el volante ofensivo Dante Silva de la categoría 2001 que rescindió su préstamo en Güemes de Santiago del Estero; el mediocampista Ezequiel Godoy y el defensor Tobías Garro, ambos de la 2003.
Con el correr de los días se sabrá qué pasará con ellos, si saldrán a préstamo a otros clubes o rescindirán sus vínculos. Lo cierto es que el futuro de los siete estará lejos de Boedo…