Mal herido. Así se fue San Lorenzo de Montevideo. Dejó escapar un partido clave, que lo mantiene como nunca último en su grupo, que complica la clasificación en la Copa Libertadores. Así quedó después del 0-1 con Liverpool, que parece demasiado castigo, pero castigo al fin. Cuando el partido parecía un empate clavado, un error de Giay en la última jugada lo deja muy complicado no solo pensando en la clasificación a octavos, sino también de cara a ese tercer puesto que lo bajaría a la Sudamericana.
El primer tiempo fue de mayor a menor. El Ciclón tuvo más la posesión, aunque no encontró la forma de llegar claro. Sí tuvo algunas aproximaciones, como en un desborde de Giay que despejó Guruceaga y después Irala no pudo en el rebote y otro intento forzado de Barrios. Pudo haber tenido alguna más y mejor, pero elegía mal o le faltó precisión en los últimos metros y todo se terminaba diluyendo.
El local comenzó a emparejar el trámite en los quince minutos finales de esa etapa inicial. Y con poquito tuvo las dos llegadas más importantes: la primera con un desborde de Ocampo que llegó a atorar bien Altamirano y la segunda con un cabezazo del mismo jugador que terminó pegando en el travesaño. En el final, lo único rescatable de cara al arco rival fue un testazo de Braida que cayó en el techo del arco. Y nada más.
El complemento siguió en la misma tónica. Con dos equipos imprecisos que se fueron prestando la pelota. En medio de esto, lo mejor de San Lorenzo fue a los 10′ en una doble chance, con un remate de Barrios que tapó abajo Guruceaga y, en la continuidad, Bareiro amenazó con un disparo que salió pegado al palo. Con los cambios del Pipi (Remedi y Leguizamón por Perruzzi y Luján, y más tarde Herazo por Medina), el equipo se adueñó del balón y comenzó a inclinar la cancha.
El conjunto azulgrana intentó y merodeó el área. Sin embargo, en todo momento, fue más voluntad que fútbol y se terminó desesperando. Acaso, ahí estuvo la razón por la cual no concretó lo que pareció insinuar. Y encima, en la última jugada del partido, Giay se la quiso dar de cabeza a Altamirano, pero la pelota quedó corta y Franco Nicola aprovechó para darle la victoria a Liverpool.