No poder jugar es una pesadilla para cualquier futbolista. Eso es lo que le sucedió a Orlando Gill, quien envuelto en una polémica llegó para reforzar la Reserva y no pudo sumar minutos ni un minuto oficial desde que se incorporó a San Lorenzo en enero de este año. Sin embargo, ¡a nueve meses de su llegada! todo cambiará para él. ¿Qué pasó?
Sucede que el arquero paraguayo, que arribó con 23 años y ya tiene 24, no podía debutar meramente por cuestiones burocráticas que tenían que ver con el cupo de extranjero. Pero como el club ya está OK en ese sentido tras las salidas de los colombianos Nicolás Hernández y Diego Herazo, decidió inscribirlo en la AFA antes del cierre del mercado.
Gill se sumó en enero a Boedo desde Sportivo San Lorenzo de Paraguay, el mismo club del que arribó sorpresivamente Maximiliano Zelaya a sus 26 años, y desde hace un tiempo se está entrenando con la Primera. De hecho, hizo la pretemporada en Uruguay y actualmente trabaja en el día a día junto a Chila Gómez y Facundo Altamirano.
¿Va a poder jugar a partir de ahora? Sí, pero al igual que lo que pasa con Iker Muniain, el inminente refuerzo del equipo, será recién a partir de que San Lorenzo pueda levantar las inhibiciones que cayeron de la FIFA por las deudas a Fabricio Formiliano y Cristian Zapata. El tiempo dirá si tendrá o no la posibilidad de debutar en el arco azulgrana…