San Lorenzo no pudo sumar refuerzos, pero sí certezas. En medio de una profunda crisis económica e institucional, con un mercado sin incorporaciones y una base profesional limitada, el empate sin goles contra River en el Monumental dejó un dato que resume este presente: el Ciclón terminó el clásico con nueve futbolistas surgidos de sus divisiones inferiores.
De los once que cerraron el partido en cancha, solo Jhohan Romaña y Orlando Gill no pasaron por las juveniles del club. El resto, todos con ADN azulgrana: Ezequiel Herrera, Daniel Herrera, Gastón Hernández, Elías Báez, Teo Rodríguez Pagano, los hermanos Ignacio y Francisco Perruzzi, Branco Salinardi y Agustín Ladstatter. Un grupo que combina jugadores con algo de recorrido en Primera y varios que recién están dando sus primeros pasos.
Damián Ayude, que conoce a muchos de estos chicos desde la Reserva, volvió a respaldarlos públicamente. “Terminamos con nueve chicos surgidos del club, en una cancha con una historia tremenda, con lo que representa la cancha de River. Y para nosotros también, como club, eso es importante”, remarcó el entrenador.
El DT, que asumió hace apenas unas semanas tras la salida de Miguel Ángel Russo, no esquivó el contexto adverso ni la falta de alternativas. “Nueve chicos muy jóvenes que tienen que dar sus primeros pasos. Es importante que se acostumbren a esto y lo empiecen a evidenciar porque los vamos a necesitar”, agregó, en línea con lo que viene repitiendo desde el inicio de su ciclo.
San Lorenzo está condicionado por las deudas y las inhibiciones, no pudo incorporar en el mercado local y solo recupera a un futbolista (Diego Herazo) que vuelve de su préstamo. En ese escenario, el protagonismo juvenil ya no es una elección: es una necesidad. Pero también puede ser una oportunidad. Porque, aun sin experiencia, los pibes demostraron que están listos para pelear.
