A los 18 años, Gastón Hernández dejó Mendoza con un objetivo claro: jugar en la Primera de San Lorenzo. Una década después, es el capitán del equipo, figura indiscutida en defensa y símbolo del nuevo ciclo que lidera Damián Ayude. “Es un orgullo que me hayan dado esta responsabilidad”, expresó el Tonga en diálogo con Olé.
La cinta llegó por sorpresa. En la previa al debut ante Talleres, Ayude se le acercó y le dijo: “Tonga, mirá que hoy vas a ser capitán”. Ya la había llevado antes, pero esta vez fue por decisión directa del DT. “Ser capitán es mucho más grande que jugar en Primera. No me lo esperaba, pero siempre fue un deseo”.
Con Ayude también cambió la idea de juego. “Quiere que presionemos alto, que tengamos la pelota y juguemos en campo rival. Ese es su sello”, explicó Hernández. El equipo ya dio señales de identidad, como en el empate con River. “Este grupo tiene mucho corazón. No nos sentimos menos que nadie”.
El defensor no olvida la eliminación en semifinales del torneo pasado. “Fue un golpe duro porque estábamos muy bien, pero ahora tenemos revancha”. Y fue claro: “San Lorenzo tiene que pelear algo. Queremos darle un título a la gente”.
Pese a tener ofertas del exterior, decidió renovar. “San Lorenzo me dio mucho. Si me voy, quiero dejarle algo al club”. Lleva nueve años en Boedo y se apoya en referentes como Nicolás Blandi. Además, ya trabaja con el cuerpo técnico en una cinta personalizada con el Padre Lorenzo.
Su camino tuvo obstáculos: dos lesiones ligamentarias truncaron posibles saltos. Pero siempre volvió. “Todo lo malo pasa por algo. Ahora llegó lo lindo”, reflexionó.
¿La Selección? No se desespera, pero sueña: “Es el deseo de todo jugador. Mientras juegue al fútbol, voy a tener esa ilusión”. Con el recambio que atraviesa la Scaloneta, el Tonga sabe que, si sigue así, el llamado puede llegar. “Lo importante es hacer las cosas bien en el club. Después, si se da, se da…”.
