San Lorenzo no para de profundizar su crisis. La imagen del final es recurrente en los últimos tiempos: un equipo derrotado que es el fiel reflejo de los desmanejos dirigenciales que iniciaron la debacle. Es una película que se repite como un loop, con el agravante que se perdió el clásico de barrio contra Huracán, que viene perdiendo cuatro partidos en fila (por segunda vez en la Liga Profesional) y todavía no tiene técnico definido.
Arrancó mejor el Globo, pero el Ciclón logró ser un poco más vertical en el primer tiempo. ¿El motivo? Llegó con un libreto definido, más ordenado y con otra actitud, ya sin Montero. La idea era esperar, salir de contra e intentar aprovechar algún espacio que quedara en el fondo del local. Y con apenas algunos avances llevaron peligro al arco de Marcos Díaz.
Uvita Fernández fue el protagonista principal en una ráfaga del primer cuarto de hora. No solo contó con una sino con tres ocasiones claras para poder definir. Pero falló: dos las tapó el ex arquero de Boca y también desperdició un cabezazo (exigido) tras centro de Di Santo. Lo que siguió fue intenso, con los colombianos Gordillo y Zapata, a los que muchos hinchas miran de reojo, como estandartes. Aunque terminó mejor Huracán, nunca tuvo peso en el área de Torrico.
En el complemento la pelota se dividió, hubo muchas imprecisiones y pierna fuerte. Cuando no pasaba nada, llegó otra clara para Boedo: la guapeó Uvita con Grimi, lo dejó frente al arco a Sabella pero el juvenil le pegó mordido y se la tiró a las manos a Marcos Díaz. Pero a partir de ese momento San Lorenzo se quedó y el castillo empezó a desmoronarse…
Torrico primero apareció para taparle un disparo con los pies a Cabral pero después no pudo. La jugada arrancó con un pase largo a la banda izquierda, Candia desparramó a Sabella, la cedió atrás para Cristaldo, que llegó de frente y la clavó en el ángulo. El Globo, que en ese momento era más, ganaba el clásico de barrio.
Con el 0-1, Monarriz y Di Leo movieron el banco: Perrito Barrios por Sabella y más tarde Alexander Díaz por Palacios. El equipo dio una muestra de carácter y logró reaccionar. Fue con una buena jugada colectiva: gran pase de Ortigoza, desborde de Herrera, centro, palomita del Tanque, la tapada de Marcos Díaz y arremetida de Di Santo. Pero le duró poquito…
A los 41 falló el que pocas veces falla. A Torrico se le escapó un centro que parecía inofensivo, Zapata despejó pero Cristaldo la volvió a meter al área y Candia empujó para el 2-1. Con pocos minutos para volver a sacarlo a flote, el juego ya estaba roto para ambos lados. Huracán terminó jugando en campo azulgrana y chau: partido liquidado.
