Hay preocupación. Son muchos los compromisos financieros que San Lorenzo debe afrontar en el corto plazo después del despilfarro económico de los últimos años. La realidad marca que para salir de esta situación, el club precisa vender jugadores. Al menos por ahora, no existe otra salida. No importa cuándo. Tampoco que sea a días del debut en el torneo local.
“Estamos convencidos de que si se queda todo el plantel vamos a ser competitivos y vamos a dar pelea“, afirmó la semana pasada Paolo Montero, atento a lo que se podía venir. Y con la certeza de que Di Santo no se va a Boca (aunque sigue en vidriera), la CD intenta recaudar por otro lado. En este caso, el apuntado a salir es Nicolás Fernández.
A Uvita lo vino a buscar Defensa y Justicia para reemplazar a Brian Romero, que pasó a River, y la necesidad que tiene San Lorenzo hace que no esté confirmada su continuidad. El delantero de 25 años hizo la Inferiores en Varela antes de llegar al Ciclón, en enero del 2020, y todavía mantiene el 50% del pase. La otra mitad es del CASLA, que la compró en dos millones de dólares y no terminó de pagar. Ahí estaría la clave por parte del Halcón, que pretende condonar parte de la deuda más plata arriba para poder repatriarlo.
A finales del año pasado, Fernández volvió a jugar después de 10 meses y medio afuera por la rotura de ligamentos de su rodilla izquierda, mostró algunos buenos rendimientos en el ciclo Dabove y hoy por hoy es una fija en el once de Montero. De hecho, terminó siendo el goleador de la pretemporada del CASLA, con dos gritos ante Quilmes y otro frente a Newell’s.
El fin de semana se avanzó en las charlas con el Halcón y aunque todavía no trascendieron cifras, la crisis económica sigue mostrando sus coletazos al punto de que exista la posibilidad de desprenderse de Uvita, a solo seis días para empezar a jugar por los puntos. ¿Se queda o se va? Por estas horas tendría que haber novedades…