San Lorenzo atraviesa días de angustia fuera de las canchas. Mientras el equipo de Damián Ayude intenta reordenarse en medio de la crisis deportiva e institucional, el club podría recibir en los primeros días de agosto un posible pedido de quiebra por parte de un fondo suizo con el que mantiene una vieja deuda originada en 2020.
Todo está frenado por la feria judicial, pero una vez que se reactive la actividad en los tribunales, la situación podría escalar a niveles alarmantes. El pasivo se remonta a un préstamo tomado con garantía sobre el dinero de la venta de Adolfo Gaich al CSKA de Moscú durante la gestión anterior que lideró Marcelo Tinelli, tenía como vicepresidentes a Horacio Arreceygor y Matías Lammens, y a Marcelo Moretti en una vocalía, en plena pandemia de COVID-19.
San Lorenzo nunca pudo cumplir con las cuotas del compromiso firmado con el fondo, y el reclamo judicial fue avanzando en silencio hasta llegar al punto actual. Según el oficialismo encabezado por Julio Lopardo, hoy presidente interino, la deuda original rondaba los 4 millones de dólares, pero entre intereses, penalidades y planes de refinanciación que nunca se cumplieron, ya se habría elevado a una cifra cercana a los 7 millones.
“Lo del Fondo Suizo y el pedido de quiebra es preocupante. Es algo que se viene arrastrando desde hace mucho tiempo, desde la gestión anterior, e indudablemente fue avanzando”, reconoció Lopardo en TyC Sports. Y agregó: “Hubo negociaciones que no se terminaron de acordar. Hoy estamos en una situación delicada que vamos a tratar de abordar lo mejor posible”.
El presidente interino explicó que el club está trabajando junto a sus abogados para evitar que el expediente judicial derive en una quiebra: “El monto está alrededor de los 7 millones de dólares, después de haber empezado con casi el 50% de este monto. Hay que hacer lo que se pueda para evitarlo”.
El caso del Fondo Suizo es uno de los tantos frentes judiciales que enfrenta San Lorenzo, pero sin dudas el más grave, por la magnitud de la suma reclamada y las consecuencias jurídicas que puede tener. La palabra “quiebra”, aunque suene fuerte, ya dejó de ser un tabú en Boedo.