Llegó como una bomba de jerarquía para el fútbol argentino. Con 31 años y después de toda una vida en el Athletic Club de Bilbao, Iker Muniain eligió San Lorenzo como su primera experiencia fuera de España. Su arribo, concretado el 6 de septiembre de 2024, revolucionó Boedo y despertó la ilusión de los hinchas que vieron en él a un líder capaz de cambiar la historia reciente del equipo.
Su debut oficial se produjo unas semanas después, el 17 de septiembre frente a Tigre en el Nuevo Gasómetro. Desde el inicio mostró personalidad y compromiso, y poco a poco se fue metiendo en el once titular. En un vestuario golpeado, Muniain aportó jerarquía, conducción y voz de mando, al punto de ser nombrado capitán durante el ciclo de Miguel Ángel Russo.
La tribuna no olvida a quien honró sus colores. pic.twitter.com/h0zctO8XSE
— San Lorenzo (@SanLorenzo) June 20, 2025
El comienzo de 2025 lo encontró con protagonismo, pero también con su primer contratiempo físico importante: a principios de año sufrió un desgarro que lo obligó a viajar a España para recuperarse y se perdió gran parte del inicio del Torneo Apertura. A pesar de esa baja, volvió y fue titular siempre que estuvo en condiciones, dejando buenos pasajes de fútbol en varios partidos.
Durante su ciclo en San Lorenzo, disputó 26 partidos oficiales, convirtió 4 goles: dos contra Banfield, uno a River y otro a Lanús. Aunque no logró títulos ni tuvo muchas grandes actuaciones, se ganó el respeto del hincha por su entrega y su forma de representar los colores. Fue, además, el referente natural de un equipo que atravesó altibajos en medio de una profunda crisis institucional.
De Iker para todos los hinchas de San Lorenzo. pic.twitter.com/8KnfisP6zl
— San Lorenzo (@SanLorenzo) June 20, 2025
El final fue algo que se veía venir. Ya lo había insinuado desde España, donde pidió unos días más para definir su futuro. Pero tuvo el coraje de regresar a la Argentina, ponerse frente a los micrófonos y explicar su decisión en una emotiva conferencia de prensa. Habló como un hincha más, agradeció el cariño recibido, y prometió volver algún día como entrenador: “San Lorenzo es adictivo. Aguante San Lorenzo. Volveré”.