Miguel Ángel Russo ya es oficialmente el nuevo entrenador de Boca. Este mediodía fue presentado en conferencia de prensa en La Bombonera, donde habló por primera vez desde que dejó San Lorenzo. Y aunque intentó despegarse de la polémica, sus declaraciones generaron más dudas que certezas entre los hinchas del Ciclón.
“Boca aparece después de que yo quedé eliminado con San Lorenzo, no aparece antes”, afirmó ante los medios, intentando aclarar los tiempos de su salida. Además, aseguró que su renuncia al conjunto azulgrana no fue motivada por el llamado de Boca, sino por una decisión personal: “Tenía decisiones tomadas de antemano. Para que tengan idea de los códigos del fútbol y lo que son las maneras”.
Luego también lo relacionó por el accionar de Juan Román Riquelme, al que lo une un vínculo extradeportivo: “Cuando me iba bien, siempre me llamaba. No es de ahora. Se han dicho muchas cosas y la mayoría no son verdades. Siempre nos hemos manejado con los códigos normales de la gente de esta profesión”.
Pero lo cierto es que en el mundo San Lorenzo ya se hablaba de su salida 48 horas antes de la semifinal con Platense del Torneo Apertura. No era un rumor al pasar: en Boca daban por hecho que iba a asumir cuando el equipo se quedara afuera del campeonato. Por eso, tras la eliminación, la sensación en el club fue que la historia ya estaba escrita.
Ese trasfondo es lo que explica por qué sus declaraciones no terminan de cerrar ni de convencer a nadie. Para muchos, todo se pergeñó antes de ese encuentro clave, y la falta de claridad de Russo desde entonces no hizo más que alimentar la desconfianza. Su salida fue abrupta, sin una despedida pública, y apenas dos días después ya estaba viajando rumbo a su nuevo club.
Incluso Julio Lopardo, presidente en funciones de San Lorenzo, había contado que el técnico le negó hasta dos veces tener contacto con Boca: “Me dijo que no tenía ningún contacto. Yo le creí”. Aunque eligió mantener un tono diplomático y políticamente correcto, quedó claro que la dirigencia también fue sorprendida por la decisión, que se consumó sin dar mayores explicaciones.
Así se cierra un capítulo que deja más dudas que certezas en San Lorenzo, y se abre otro en Boca, donde Russo vuelve a escena. Pero su discurso, al menos por ahora, no convenció a nadie.
