En silencio, entrenando día tras día y esperando su oportunidad. Así empezó la historia de Orlando Gill en San Lorenzo, que hoy, trece fechas después del arranque del Torneo Apertura 2025, se convirtió en una de las grandes figuras del equipo de Miguel Ángel Russo. Con la reciente victoria 1-0 ante Atlético Tucumán, el arquero paraguayo alcanzó su octava valla invicta en trece partidos.
“Fue como un giro muy rápido de fin de año acá. La verdad no me lo esperaba, pero siempre estuve ahí, entrenando todo el día igual. Sabía que me iba a tocar la oportunidad y en estas trece fechas me está yendo muy bien. Ahora a seguir pensando en lo que viene”, expresó el arquero en diálogo con TNT Sports.
Russo, clave en su crecimiento
Gill no sólo se ganó el lugar bajo los tres palos, sino también el respaldo absoluto del entrenador. En ese sentido, contó cómo lo trabaja el cuerpo técnico semana a semana: “Russo me habla constantemente. Siempre me dice que esté tranquilo, ‘salí jugando’, que mantenga la seguridad con la defensa. Creo que me afiancé en los primeros tres partidos que pudimos sacar buenos resultados, ahí fui evolucionando. Y más ahora que pudimos clasificar”.
Enfocado en lo que viene
“Aunque todavía quedan tres partidos finales, no hay que relajarse, hay que seguir ahí arriba”, remarcó Gill, dejando en claro que el equipo no se conforma con lo logrado hasta ahora y está listo para seguir luchando para terminar lo más arriba posible en la Zona B, sabiendo que podrá tener la posibilidad de definir los octavos de final en el Nuevo Gasómetro.
Un líder tranquilo bajo los tres palos
A pesar de no ser el arquero más ruidoso de la cancha, Gill se hace escuchar y sentir dentro del campo, liderando desde el fondo y ayudando a organizar la defensa. Su serenidad se complementa con una personalidad que impone confianza en sus compañeros.
“Me suelen decir que soy muy tranquilo. En la cancha trato de ordenar mucho a la defensa, aunque no siempre se me escuche por el cántico de la barra. Pero dentro de todo trato de ordenar, por más que no me escuchen, haciendo señas y hablando constantemente para mantener la organización defensiva”, reconoció.
