Los ciclos se abren. Y también obligan a redefinir lo que parecía establecido. En San Lorenzo, la salida de Iker Muniain no sólo dejó vacante una ficha en el once titular, sino también un símbolo: la capitanía. Y con Malcom Braida siguiendo el mismo camino hacia Boca, la cinta quedó huérfana. Entonces, con Damián Ayude a la cabeza de esta nueva etapa, una pregunta empieza a tomar fuerza en el día a día del club: ¿Quién será el nuevo capitán?
No es una decisión menor. Porque el brazalete no sólo distingue a quien toma la palabra en la cancha: también representa a quien da la cara, ordena puertas adentro, y encarna una idea de liderazgo en medio de todos los problemas institucionales que afronta el club. Por eso, la elección no asoma sencilla. Sobre todo porque, en este San Lorenzo, la escasez de referentes estables es una realidad.
Los posibles candidatos
En ese escenario, hay nombres que suenan con fuerza. Gastón Hernández, con un fuerte sentido de pertenencia al club, surgido de las inferiores y muy involucrado en la vida del Ciclón, es uno de los referentes más queridos por los hinchas. Jhohan Romaña, otro muy valorado por la gente, también aparece como posible candidato. Sin embargo, la incertidumbre está en sus futuros: ambos tienen chances de emigrar en este mercado, lo que complica definir quién podrá quedarse para asumir la capitanía. Así, la lista de posibles herederos se acorta.
Así, con discreción pero constancia, aparece Andrés Vombergar. No es casual. El delantero fue el máximo goleador del equipo en lo que va de 2025, y hoy es uno de los pocos nombres con continuidad asegurada. Junto a él, otro que se mete en la conversación es Ezequiel Cerutti: por ser uno de los que lleva más años en el club y por el aporte que volvió a tener en los últimos meses. ¿Y Nicolás Tripichio? Quizá es otro que podría asumir un rol protagónico en este nuevo ciclo.
Por ahora, la decisión está en manos de Ayude. Pero también late una certeza: más allá de quién lleve la cinta, el próximo capitán tendrá que representar mucho más que un rol simbólico. Será la cara visible de un San Lorenzo que busca reconstruirse y volver a creer. La cinta, esta vez, pesa más que nunca.
