El Ciclón luchó con coraje, llegó a la final en gran nivel y hasta se puso en ventaja, pero no pudo con Vélez, que lo superó 3-1 en el alargue durante la definición del Torneo Proyección. Fue el segundo subcampeonato consecutivo para el equipo, que nuevamente cayó en el estadio Ciudad de Vicente López, como había ocurrido en diciembre pasado contra River.
San Lorenzo llegó a esta instancia tras una campaña muy sólida y con varios obstáculos superados. Había eliminado a Rosario Central en semifinales y a River, el último campeón, en cuartos de final, incluso jugando con uno menos durante gran parte de esos partidos. Sin embargo, el sueño de gritar campeón otra vez quedó postergado, pese a un camino cargado de valentía.
En la final disputada ante Vélez, el equipo de Marcelo Romano (coordinador de inferiores, que dirigió interinamente en esta recta final) aguantó los momentos más difíciles y supo golpear cuando parecía dominado. Tras un arranque parejo, el Fortín creció y generó peligro, pero Mateo Clemente volvió a lucirse como en todo el torneo: tapó dos chances clarísimas y sostuvo al equipo.
Y en el peor momento, apareció la jerarquía azulgrana: Matías Hernández condujo una contra con una gran jugada individual, habilitó a Agustín Ladstatter, y este sacó un zurdazo tremendo al primer palo para poner el 1-0. Un golazo que le dio aire y confianza al equipo, que se fue al descanso arriba en el marcador.
Vélez empató rápido en el complemento: Máximo Mamani aprovechó un rebote y remató desde el borde del área para el 1-1. A partir de ahí, el partido fue más cerrado. San Lorenzo resistió, disputó cada pelota con intensidad y, si bien no tuvo demasiadas llegadas claras, tampoco sufrió grandes sobresaltos más allá de un remate de media distancia bien resuelto por Clemente.
Un expulsión que condicionó todo
Ya en el tiempo suplementario, Vélez golpeó de entrada: un centro desde la izquierda no fue bien despejado por la defensa, y Maximiliano Porcel definió dentro del área para el 2-1. Minutos más tarde, San Lorenzo quedó con uno menos por la expulsión de Gustavo Romero, que le metió un patadón innecesario a un pibe del Fortín cuando la pelota se iba al lateral.
A pesar de la desventaja, el equipo empujó con orgullo y tuvo una clarísima en el cierre del primer tiempo: Alan Salas giró en el área y su remate pasó muy cerca del palo. Con todo el equipo volcado al ataque en el complemento, Vélez liquidó la historia en los últimos minutos. Nuevamente Porcel marcó tras un contraataque letal para el 3-1 final cuando hasta Clemente estaba jugado.
Pese al resultado, la gente de San Lorenzo despidió con una ovación al equipo, que agotó las entradas, copó las tribunas y valoró la entrega de un grupo que volvió a demostrar carácter, personalidad y un sentido de pertenencia notable.
