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“Le doy gracias a Dios por haber jugado en San Lorenzo”

Después de jugar en River, en Boca o en el Real Madrid, entre otros, y convertirse en un referente de la Selección Argentina, Oscar Ruggeri llegó a San Lorenzo. Y dejó muchos recuerdos entre los hinchas. De los buenos y también de los no tantos. Pero en plena cuarentena, fiel a su estilo, repasó su historia con el Ciclón en una extensa entrevista con El Equipo Desafío. Mirá.

¿Cómo se concretó su llegada? “(Alfio) Basile me dijo que para jugar el Mundial tenía que jugar. Cuando me preguntó dónde quería le dije San Lorenzo. ¿Por qué? Porque cada vez que lo enfrenté a San Lorenzo la hinchada es increíble. Hace mucho que no sale campeón y la verdad que me gusta eso. Lo fuimos a ver a Miele y me dice ‘vos estás grande para jugar en San Lorenzo’, bien de negociante, pero ahí nomás arreglamos. Estaba viniendo el fin de mi carrera y tenía la posibilidad de jugar en un grande otra vez. Estaba feliz de la vida”.

san lorenzo

Sus objetivos. “Con el Bambino (Veira) teníamos un grupo bárbaro. Con jugadores extraordinarios. Yo todo el día estaba hablándoles y metiéndole en la cabeza que teníamos que salir campeón. Laburamos para eso. Les decía ‘muchachos, nos hacen un monumento acá’ si salimos campeones. Igual que con la Copa Libertadores, yo quería ganarla con San Lorenzo”.

El campeón del 95. “La pasábamos tan bien, nos divertíamos en los entrenamientos. No había quilombos de que si juega éste o el otro. Había una base. El Pampa (Biaggio) era una locura y el Gallego (Gonzpalez) hizo los goles más importantes en ese campeonato. Pero los que entraban también la metían, como el Perro Arbarello. Fue un placer. La verdad no me arrepiento de haber elegido a San Lorenzo. Le doy gracias a Dios que jugué ahí”.

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Su primera experiencia, en el 98, y la limpieza del plantel. “La verdad es que no estaba preparado de la mejor manera para dirigir un equipo como ése, aunque esa etapa fue muy buena. Después tuve que hacer el recorte del plantel, eran todos compañeros míos. No fue fácil, pero me la hicieron fácil. Me conocían. Pipo estuvo muy bien porque me dijo que se iba a ir, pero no saben cómo transpiraba haciendo las charlas porque se me reía. Un fenómeno”.

El momento de los pibes. “Creo que salió de ahí el ‘vamos, vamos los pibes’. Los de experiencia potenciaron a los chicos. Habíamos llegado a las semifinales de la Mercosur y teníamos un gran equipo. Se llevaban bárbaro todos, pero Miele se pelea con el profe que yo tenía y, de boludo, me voy. Nos juntamos y los jugadores me decían ‘no te vayas que salimos campeones’. Me hubiese encantado haber salido campeón ahí”.

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Su segundo ciclo como técnico (2006). “Habíamos empezado bien y después se dieron unos resultados tremendos. También me la hicieron mal los dirigentes: me hicieron esperar por la barra pero ellos me abrazaban. ‘No pasa nada con vos, pero los resultados’, me decían… y tenían razón todos. Después no dirigí más…”

Su experiencia como DT. “A uno como lo dirigió Bilardo, Griguol, el Bambino, Coco, pensaba que con el nombre podía dirigir pero no, hay que prepararse y cada día más. Si vas flojo de papeles te va a ir mal. Yo no hice esa preparación que debería haber hecho. No fui feliz de la manera que fui jugador y me fui a mi casa”.

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Elogios a la hinchada. “Lejos la mejor hinchada es la de San Lorenzo. Cuando le cantaban, al toque hacían silencio para responder. Ojalá vuelvan las dos hinchadas. Sabés lo que era enfrentarnos contra Huracán, todo el partido cantándose. Era un placer para el jugador, la energía que te agarra cuando te putean del otro lado. Los querés comer el culo al rival. Yo no puedo creer que hoy no se pueda organizar un partido con dos hinchadas”.