Ni el Cuervo más pesimista esperaba esto. Sí podía imaginar que ese mediocampo que mandó a la cancha Pizzi, sin prácticamente marca, podía llegar a sufrirlo. Pero no tan al extremo. San Lorenzo, claro, lo pagó caro: fue goleado por Central Córdoba por 4-1 en el Nuevo Gasómetro y otra vez volvió a dejar muchas dudas pensando en lo que se viene.
Lo del equipo de Pizzi en el primer tiempo fue decididamente malo. Al margen de los fallos arbitrales del inicio (un offside mal cobrado y un penal a Arias en el que Pitana se hizo el desentendido), el Ciclón lo sufrió en todo momento. No tuvo marca en la mitad de la cancha con Menossi y Ramírez, y Belluschi y los Romero hicieron sombra. Así, la defensa quedó expuesta y se repitieron los errores de siempre.
El dominio fue siempre de la visita y tuvo tres oportunidades concretas de abrir el marcador con Gervasio Núñez. Y si ya era más once contra once, ni que hablar cuando San Lorenzo se quedó con diez por la expulsión sonsa de Ferrari a los 21 minutos, después de un pelotazo largo en el que había perdido la posición. Tras la roja, silbidos para el cambio de Pizzi, que metió a Gonzalo para armar el fondo pero sacó a Óscar Romero…
Diez minutos más tarde, llegó lo que veía venir. Jonathan Herrera aprovechó un hueco para filtrarse entre los centrales y definir bien pegado al palo de Navarro para poner en ventaja a los santiagueños. San Lorenzo no le encontró nunca la vuelta ni con once (ni menos con diez) y se fue al descanso en medio de la bronca del Nuevo Gasómetro.
Pese a la necesidad, el trámite no varió demasiado en el complemento. Es más, la sensación era que si Central Córdoba aceleraba lo terminaba de liquidar. Después de que Navarro haya tapado un mano a mano y Quilez haya probado con un disparo que salió apenas desviado, apareció el goleador del campeonato: Bruno Pittón entró desde el fondo, metió el empeine y empató el partido. Sin embargo, la alegría duro poquito…
Dos minutos después del gol del lateral, la visita enterró la ilusión de San Lorenzo. La jugada del 2-1 de Central Córdoba nació a partir de una pelota parada a favor del equipo de Pizzi, que quedó mas parado atrás y Alzugaray encaró solo para picársela a Navarro. Un ratito después, Meli la clavó en el ángulo y sobre el final Alzugaray, otra vez entrando sin marca, terminó de cerrar la goleada.
El equipo, tras la goleada histórica, se fue entre medio de insultos y silbidos. Clima caldeado en el Pedro Bidegain, que pidió por un triunfo en el clásico contra Huracán, el domingo 20. Mientras tanto, San Lorenzo atravesará una fecha FIFA con más dudas que certezas…