El conflicto político en San Lorenzo sigue escalando. Mientras Marcelo Moretti intenta sostener su presidencia amparado por la Justicia y en medio del repudio generalizado de los hinchas, la tensión ahora se trasladó también al fútbol. El plantel profesional atraviesa un momento de máxima incertidumbre, con tres meses de sueldos atrasados y un clima cada vez más pesado en la Ciudad Deportiva.
Si bien el equipo que conduce Damián Ayude continúa dentro de los puestos de clasificación a los playoffs del Torneo Clausura, por primera vez en el año quedó afuera de la tabla anual, un reflejo del desorden que golpea a todo el club. En paralelo, la situación institucional sigue sin rumbo: todos los sectores reclaman elecciones anticipadas, mientras Moretti se aferra al cargo pese al rechazo interno y externo.

Dentro del vestuario reina el silencio, pero también la preocupación. Según pudo saber Vamos Ciclón, el grupo mantiene la calma, aunque el atraso salarial —que ya alcanza julio, agosto y septiembre— empieza a generar inquietud. En más de una oportunidad se prometieron pagos que no se cumplieron, y los jugadores esperan que el conflicto no derive en una nueva medida de fuerza: en el semestre pasado no entrenaron un día como medida de protesta.
El vínculo entre el plantel y los dirigentes se sostiene principalmente a través de Carlos Sánchez, actual director deportivo, que actúa como nexo e intenta mantener la concentración del equipo en la competencia. Sin embargo, en la interna saben que no será fácil: la incertidumbre política y la falta de respuestas económicas amenazan con impactar en el rendimiento futbolístico si la situación no se resuelve en los próximos días.