No hubo caso. No sirvió la línea de cinco. Si Dabove imaginaba un equipo ofensivo con Peruzzi y Pittón obligando a los laterales de Aldosivi, está claro que su plan no funcionó. En esa primera etapa la visita dominó y el Ciclón cada vez que la agarró apostó demasiado al juego directo, prescindiendo de la elaboración.
El resultado fue que la pelota les llegó poco a Óscar, Ángel o Di Santo en situaciones favorables. Solo el 10 ensayó un disparo que desvió Pocrnjic al córner, recién a los 37 minutos. El Tiburón tampoco hizo mucho más allá de la tenencia, pero el golazo de Grahl en la última del primer tiempo (¿pudo hacer algo más Monetti?) fue clave para lo que vino después.
Ese 1-0 potenció las limitaciones del Ciclón. El DT hizo la lógica moviendo el banco y suprimiendo el 5-3-2 (sacó a Flores y Rosane por Julián Palacios y Torito Rodríguez) para volver al 4-4-2. Pero si bien se arrimó en el principio a través de Gattoni y por un disparo lejano de Palacios, nunca le encontró la combinación al cerrojo defensivo del Tiburón.
Más tarde Dabove metió a Juan Ramírez y Alexander Díaz por Jalíl Elías y Oscar Romero. Es cierto que San Lorenzo empujó, con más enjundia que lucidez. Intentó asfixiar al conjunto marplatense en los minutos finales pero jamás llegó a tener ocasiones concretas hasta que Di Santo, en tiempo de descuento, la encontró en el área chica después de una buena jugada de Palacios para poner el empate. Sobre el final, insólitamente terminó mal parado en el fondo y Contreras, de contra, definió para el 2-1. Flojito. Otra vez.
El Ciclón lleva cinco partidos sin ganar por la Copa de la Liga, en la que sólo convirtió cuatro goles en cinco encuentros y cada vez está más lejos de los primeros cuatro puestos que lo clasifican a la próxima ronda. Es más, con este resultado, Aldosivi lo superó en la tabla y está en la posición 11 de 13 equipos.