Había arrancado mejor el equipo de Russo. Cuello tuvo su gran chance para abrir el marcador en el inicio, pero viene torcido el ex Almagro y su cabezazo pasó pegado al palo izquierdo de un Rey vencido. Pero entre esas primeras buenas sensaciones, el baldazo de agua fría: Millán metió un derechazo esquinado que venció la resistencia de Gill y golazo del Rojo. ¿La buena en medio de la mala? La reacción azulgrana fue casi instantánea…
En la primera de cambio, Rey le tapó una palomita a Cuello y al ratito, imprudencia de Lomónaco, que quiso despejar y golpeó al delantero que había llegado antes en el segundo palo. Arasa, tras revisión del VAR, cobró penal y Vombergar lo cambió por gol. Con el 1-1, la visita fue algo más: Ávalos exigió a Gill con un gran cabezazo que tapó abajo y sobre la hora, el árbitro vio un penal inexistente por supuesta falta de Romaña a Lomónaco y terminó dando marcha atrás porque lo llamó Novelli desde Ezeiza.
En el complemento, obligado por la localía, San Lorenzo lo tuvo que salir a buscar. Y fue más que Independiente, que decidió replegarse e intentar salir a la contra. Lo más claro, en ese contexto, fue un centro desde la derecha que Vera trató de desviar y dio en el palo, y un zurdazo de Vombergar que pegó en el costado de la red. Pero como el equipo de Russo no pudo ni supo volver a llegarle a Rey, el Rojo se empezó a animar y golpeó.
