No fue el mejor partido del ciclo Ayude, ni mucho menos. Pero lo importante es que San Lorenzo se reencontró con la victoria: derrotó 1-0 a Instituto y recuperó algo de aire en medio de un clima caliente, marcado por la intención de Marcelo Moretti de volver a la presidencia. La gente celebró el triunfo y ya puso la mira en lo que será el clásico contra Huracán.
Un primer tiempo para el bostezo
El inicio del partido encontró a San Lorenzo con la pelota, pero sin brújula. El equipo se adueñó de la posesión, aunque nunca logró traducirla en profundidad ni en peligro real. Le costó encontrar sociedades al equipo de Ayude e Instituto lo invitaba a avanzar hasta tres cuartos dejándole la pelota a los centrales Romaña y Pitu Herrera, quienes no supieron cómo romper líneas y darle sentido a la salida desde el fondo. Así, el trámite fue chato, de ritmo cansino y con escasas emociones.
Lo más destacado del local apareció recién a los 34 minutos, cuando Rattalino sacó un derechazo que pasó rozando el ángulo y fue lo único que levantó murmullos en las tribunas. Del otro lado, la Gloria apostó a la contra y casi sorprende a los 20’, con una corrida de Zalazar que, tras un desvío, terminó acariciando el travesaño de Orlando Gill. Poco más para contar en una primera mitad que se fue apagando entre imprecisiones y bostezos.
El debut goleador que cambió la historia
El arranque del segundo tiempo fue un alivio inmediato. Apenas un minuto de juego y San Lorenzo encontró el gol que cambiaría el rumbo de la tarde. Reali mandó el centro desde la derecha, Báez la peinó en el primer palo y Branco Salinardi, en su estreno como titular, apareció en el segundo para empujarla y decretar el 1-0 con un festejo a puro desahogo.
UN DEBUT SOÑADO COMO TITULAR Y GOL 🔵🔴
— TNT Sports Argentina (@TNTSportsAR) August 23, 2025
Branco Salinardi la empujó y puso el 1-0 de San Lorenzo ante Instituto
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El gol tempranero le dio tranquilidad al Ciclón, que supo replegarse para controlar los intentos de un Instituto que nunca encontró claridad. Boedo apostó a salir de contra, aunque sin demasiado filo. Lo más atractivo llegó recién sobre el cierre, con el ingreso de los pibes: Ladstatter armó una jugada bárbara, con gambeta corta y remate al segundo palo que Roffo tapó con lo justo, y Gulli también se animó con una apilada que terminó en un disparo al primer palo.
La Gloria fue para adelante en el tramo final, pero sus intentos carecieron de ideas y terminaron facilitando la resistencia azulgrana. El pitazo final desató el desahogo en las tribunas, donde los hinchas no sólo festejaron el triunfo sino que empezaron a palpitar lo que viene: el clásico de barrio ante Huracán.