Y San Lorenzo va. Como puede, pero va. Y por eso la gente lo despidió con aplausos en el Pedro Bidegain, donde minutos antes había hecho un partido contra el super River de Gallardo y aunque hizo méritos para llevarse algo más, terminó empatando sin goles por la tercera fecha de un Torneo Apertura que lo tiene invicto, con siete de nueve puntos posibles.
Lo del equipo de Russo fue de mayor a menor en la primera parte. Arrancó metido. Metidísimo. Disputando cada pelota como si fuera la última. Así llegó a convertir un gol que fue anulado a instancias del VAR por offside de Braida, en un rebote corto que dejó Armani, y hasta llevó la iniciativa en el primer cuarto de hora. Después, la visita se acomodó, empezó a ganar la mitad de la cancha y tuvo mejores situaciones para abrir el marcador.
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Con San Lorenzo algo más replegado intentando sacar una contra rápida, que no llegó), River hizo que tenga que aparecer la figura de Gill: primero tapando un remate de Galoppo tras un cabezazo de Paulo Díaz que dio en el travesaño y después sacando una mano tremenda para ahogarle el grito a Borja. Entre medio, un cabezazo de Cuello que Armani sacó abajo fue lo más peligroso que tuvo Boedo.
En el complemento, ingresó Vombergar por Cerutti, Cuello pasó a jugar por un costado y el CASLA entró enchufado. El equipo se pareció al del arranque del partido y tuvo su gran chance a los 6′, cuando Herrera se la dio a Braida en la puerta del área y sacó un buen derechazo que dio en el travesaño. Después, mucha intensidad, mucha pierna fuerte, pero se olvidaron de los arcos. Gallardo metió todo su arsenal; Russo contrarrestó y se neutralizaron hasta el final.
El 0 a 0, a fin de cuentas, terminó siendo justo por las situaciones de cada uno. Pero en el ambiente quedó ese sabor amargo por el empate. Porque más allá de los presupuestos, uno en plena crisis económica y otro millonario y lleno de recursos, San Lorenzo hizo sus buenos méritos para llevarse algo más. La gente, claro, se lo reconoció con aplausos.