La crisis institucional de San Lorenzo profundizó otro capítulo crítico. En medio del desorden dirigencial, la falta de respuestas y un club prácticamente paralizado, Carina Farías, la persona que Marcelo Moretti había dejado al frente de la tesorería y quien tenía la única firma habilitada para ejecutar gastos, contratos y movimientos administrativos, presentó formalmente su pedido de licencia.
La dirigente envió la notificación a las secretarías del club, informando: “Por medio de la presente informo que a partir de la fecha tomo uso de licencia de mis deberes y compromisos en el cargo de tesorera hasta el día en que se realice la reunión de Comisión Directiva”.
La tesorería vacía y Moretti más aislado que nunca
Farías había quedado a cargo del área desde el regreso de Marcelo Moretti al club vía un fallo judicial. En ese momento, la había designado para garantizar el funcionamiento mínimo de San Lorenzo: pagos operativos, firmas, contratos y erogaciones diarias. Con su licencia, el club literalmente se queda sin firma autorizada, lo que agrava la parálisis institucional.
El trasfondo: Moretti no llamó a Comisión Directiva pese al fallo judicial
La situación estalla justo cuando el presidente —cuestionado política y socialmente, repudiado por los hinchas y sin apoyo interno— nunca cumplió con el fallo judicial que le ordenaba convocar una reunión de Comisión Directiva en 15 días hábiles para regularizar el gobierno del club. Ese plazo ya se cumplió hace rato: el dictamen fue el 9 de octubre.
La renuncia en cadena de los dirigentes oficialistas había generado una acefalía de facto, pero la justicia frenó el proceso, anuló las renuncias y dejó un limbo jurídico que hoy mantiene a San Lorenzo sin conducción real, con Moretti apenas sostenido por su figura institucional y ciertos apoyos externos, principalmente desde la calle Viamonte.
Lo que viene: obligación de convocar y un club paralizado
Con Farías afuera, San Lorenzo queda sin tesorería operativa, sin secretario, sin vice, sin Comisión Directiva activa y con un presidente que no puede sostener la gestión solo. La presión interna y externa vuelve a recaer sobre Moretti: debería convocar a Comisión Directiva de inmediato y definir si la acefalía finalmente se oficializa o rearmar una estructura mínima para que el club pueda funcionar.
Todo esto, a sólo días del regreso del plantel y del inicio del 2026, con contratos por vencer, inhibiciones activas y un mercado de pases totalmente estancado.
