El Ciclón salió a sorprender desde el arranque y mostró mucha determinación. El equipo del Gallego ejerció presión alta y consiguió aproximarse dos veces en los primeros minutos, primero con el siempre movedizo Barrios, que finalmente jugó sobre el extremo izquierdo porque Perruzzi (de gran partido) lo hizo en el medio junto a Elías, y al toque con un centro que capturó Braida en el segundo palo y Tinga llegó a cerrar a tiempo.
A los brasileños les costó mucho encontrar la pelota, aunque su plan de replegarse y salir de contra le funcionó con el correr del tiempo. Más allá de un disparo lejano de Braida que Fernando tapó sin problemas, no sufrió luego de ese arranque voraz de Boedo. Su única posibilidad de marcar fue en una salida rápida en la que Moisés superó a Gattoni sobre el costado y Romero no pudo conectar el centro atrás.
Sobre el final de la primera mitad, Bareiro tuvo la más clara hasta el momento: fue después de un centro que despejó la defensa visitante, pero Perruzzi tuvo una recuperación alta, Hernández mandó un centro bajo y el paraguayo, tras un control fallido de Vombergar, pateó justo donde estaba parado el arquero de Fortaleza.
En el complemento, San Lorenzo no modificó su postura y siguió yendo al frente. Se plantó en campo contrario y de esa forma siguió generando situaciones claras: Bareiro tuvo su segunda chance de volea pero la mandó por arriba del travesaño. También pudo haber abierto el marcador luego de un centro que peinó Braida y en el fondo se pasaron de largo Hernández y Vombergar.
Luego de esa jugada, como en la primera parte, al Ciclón le costó. Es cierto que se mostró con la intensidad y el esfuerzo de siempre, cortó cualquier intento de Fortaleza y dominó las acciones, pero no estuvo fino en los últimos metros. Recién a los 37′ llegó, pero desde lejos con un disparo de Barrios que controló bien Fernando. Y en el final todo se descontroló…
A los 91′, llegó el tiro libre que ganó Tinga, dio en el palo y el rebote en los brazos de Batalla para el 1-0 de Fortaleza. Ahí, San Lorenzo se perdió, fue a buscar a ciegas y en la siguiente jugada sufrió el segundo baldazo de agua fría en una contra que finalizó Guilherme. Y hasta pudo ser mucho peor, pero el VAR, por una mano en la previa, le anuló el tercero a Romero.
Los jugadores se fueron masticando bronca. La gente también. Pero como era de esperarse, el apoyo hacia este equipo que sin dudas mereció más nunca dejó de estar. Aplausos y ahora a pensar en Platense para seguir prendido bien arriba en la Liga Profesional.
