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Con el pie derecho y una delicia de Oscar

Triunfazo del Ciclón. Uno más. El tercero consecutivo bajo el mando de la Secretaría Técnica. Pero éste para arrancar de la mejor manera la Copa Superliga y empezar a soñar con el pie derecho pensando en la clasificación la Libertadores mientras espera por la asunción de Mariano Soso. Fue 3-1 ante Patronato, con un gol de Adam Bareiro y doblete de Oscar Romero, uno de ellos desde atrás de la mitad de la cancha. Una obra de arte.

San Lorenzo fue de mayor a menor en el primer tiempo. De la mano de los hermanos Romero, buscaron sociedades, triangularon e intentaron ser profundos, especialmente del costado de Peruzzi. Sin embargo, no tuvo peso ofensivo y cuando parecía estar mejor acomodado, a los 24, Chicco metió un golazo de tiro libre que empezó a preocupar.

Tras la apertura del marcador el Ciclón entró en un bache. El local tuvo la posibilidad de ampliar a través de Comas, pero se recuperó rápido: luego de un pase largo de Oscar, a los 35, Ibáñez salió en falso especulando que el línea podía levantar la bandera y Bareiro clavó el 1-1 con el arco vacío. Después el trámite se planchó y se fueron al descanso sin generar peligro.

En el arranque del complemento, Angel Romero tuvo una posibilidad inmejorable de dar vuelta el partido cuando dentro del área enganchó para hacer pasar de largo a Marín y definió de zurda, pero Ibáñez metió el manotazo salvador para ahogarle el grito de gol. Sin embargo, lo que vino de San Lorenzo fue monótono ya que no sabía cómo herir con mayor posesión de balón.

El trinomio intentó buscar el resultado metiendo a Gaich y Nacho Piatti por Bareiro y Juan Ramírez, pero el problema continuó siendo la gestación. De hecho, después del remate del mellizo al inicio del segundo tiempo no volvió a patear al arco y Patronato tuvo lo suyo. Pero la noche de Paraná tenía guardada algo más. Porque sobre el final llegaron las emociones fuertes.

El Tanque de San Lorenzo armó una gran jugada por izquierda y se la dejó a Oscar Romero para dar vuelta el partido en Paraná, con un derechazo abajo a los 38. Y cuando se moría el juego, el mellizo metió un golazo monumental: vio adelantado a Ibañez, le pegó desde atrás de la mitad de la cancha y le dio cifras definitivas al marcador.