Se terminó la ilusión. Llegó demasiado lejos San Lorenzo con lo que tenía. Que haya terminado tirando centros a su arquero es un síntoma de lo limitado del plantel. Pero así y todo, en medio de una crisis institucional sin precedentes, estuvo a un pasito de llegar a la final. Fue puro corazón apuntalado por el apoyo incondicional de su gente. Pero hasta acá llegó: fue eliminado por Platense, que ya se había cargado a Racing y River, y se quedó afuera del Apertura.
San Lorenzo y Platense se fueron al descanso sin goles en una primera mitad intensa, pero de muy bajo vuelo futbolístico. Se corrió mucho, se jugó poco y hubo más fricción que situaciones claras. El Ciclón intentó tomar la iniciativa, pero le costó muchísimo hacer pie en el mediocampo y casi no inquietó al arquero Cozzani. Para colmo, sufrió la baja de Ezequiel Cerutti, que se retiró entre lágrimas a los 13 minutos tras sentir un pinchazo en la pierna derecha y todo indica que sería un desgarro.
El equipo de Orsi y Gómez fue un poco más. Se hizo fuerte en la mitad de la cancha, volcó sus ataques por el lado de Elías Báez, el sector más débil de la defensa azulgrana, y tuvo alguna aproximación con disparos de Taborda, una chilena de Ronaldo Martínez y Lotti. Gil respondió cuando lo exigieron, aunque no fue demasiado.
Del lado azulgrana, el equipo dependió mucho de la inspiración de Muniain, pero estuvo demasiado solo. Reali, que entró por el Pocho, quizá fue el más incisivo y generó una chance que podría haber llevado más peligro si Vombergar conectaba en la altura cuando ya le había ganado a su marca. Las divididas fueron casi siempre para la visita, que ganó más duelos individuales y terminó con mejores sensaciones.
El complemento comenzó con un Platense más decidido, que se plantó en campo rival y jugó más cerca del arco de Gill. Con más empuje que claridad, el Calamar dominó los primeros minutos y generó preocupación. A partir del cuarto de hora, el equipo de Russo empezó a recuperar terreno. San Lorenzo sacó la cabeza del fondo, empujado por el fervor de su gente, que no dejó de alentar ni un segundo y emparejó el trámite, pero…
Después de un tiro de esquina de Taborda, dos errores no forzados le abrieron el arco a Platense: mala salida de Gill, que mete el puñetazo en el primer palo, choca con Braida y la tira al medio del área. Después, Báez quiere controlar antes de rechazar y favoreció al remate de Zapiola para definir sin resistencia alguna. 1-0 para Platense a los 26′, baldazo de agua helada y a remarla…
En la desventaja, los últimos minutos mostraron a un San Lorenzo herido de muerte. Fue al frente como pudo, con pelotazos buscando alguna cabeza salvadora y empuje. Mucho empuje. Pero apenas un remate de Cuello que tapó Cozzani abajo fue lo único con peligro que pudo generar a un Calamar que sacó todo lo que cayó en el área.
Se terminó el sueño. El Nuevo Gasómetro premió al equipo con aplausos porque buscó e intentó más allá de todas las adversidades. También se hizo un tiempito para insultar a Moretti. Adentro de la cancha esta vez no alcanzo: Platense le puso un freno.
