Fueron los primeros 120 segundos los que San Lorenzo se plantó en campo rival. Después, como se preveía, el Millonario empezó a agarrar la pelota, le metió intensidad y empezó a aturdir al equipo de Russo, que decidió esta vez jugar con línea de cinco defensores y tuvo que recurrir a Chila Gómez para sostener el cero en el primer cuarto de hora, primero manoteó un remate colocado de Colidio y más tarde un cabezazo a quemarropa de Meza.
Después del asedio, el CASLA empezó a acomodarse a partir de una contra: buena combinación en la mitad de cancha entre Cerutti y Cuello, corrida del ex Almagro y definición algo forzada que Armani terminó mandando al córner. Lo que siguió fue un River con un dominio pasivo, que prácticamente no volvió a llegar con claridad más allá de un cabezazo de González Pires por encima del travesaño. De menor a mayor el primer tiempo de Boedo…
El arranque de complemento continuó en la misma sintonía, con el local tratando de buscar y el Ciclón abroquelado, sacando todo lo que llegaba al área. Sin embargo, un rechace de Romaña al medio del área le quedó a Meza y la metió en el ángulo izquierdo de Chila Gómez. Parecía que se venía la noche porque no había indicio alguno de recuperación, pero lo bueno para Boedo es que tuvo una reacción casi inmediata.
Obligado, intentó salir del fondo y en un centro que cabeceó Cuello hubo una mano deliberada de González Pires en el área que Gariano cobró penal tras revisarla en el VAR. Muniain se hizo cargo de la ejecución y San Lorenzo lo empató por la exquisita pegada del vasco, que la colocó al palo opuesto de Armani. A partir de ahí River se desesperó, no llegó más y el Ciclón fue pura confianza, incluso pudiéndolo ganar de contra si es que Leguizamón le acertaba algún pase a Vombergar cuando el local estaba lanzado.