Con el pase a los playoffs ya confirmado, San Lorenzo tenía la obligación de terminar entre los cuatro primeros para jugar octavos en el Nuevo Gasómetro. Con varias ausencias clave, Russo terminó poniendo toda la carne al asador ante Sarmiento para asegurarse al menos ese punto necesario para quedarse con el cuarto puesto. Y lo consiguió: perdía con un gol de Vombergar en contra y cerca del final, Molina devolvió gentilezas sobre la hora y fue un 1-1 sufrido en Junín.
El primer tiempo se fue convirtiendo en una especie de sensación de estar viendo una película repetida. Luego de un arranque que parecía estar mejor, tres veces recibió un jugador de Sarmiento de frente al arco, incluyendo una de un pelotazo arco a arco. Defendía mal el Ciclón y pudo sufrirlo en el inicio, cuando en un desborde que Frías anticipó en el primer palo y la mandó por encima del travesaño.
Después de un lapso en que no pasaba nada, Vombergar la metió en contra. A la salida de un córner que no fue, el 9 intentó rechazar de palomita y terminó venciendo a Gill cuando estaba dispuesto a embolsarla. Y entonces, el PT se fue evaporando sin que el equipo de Russo le encontrara la vuelta al asunto: apenas un derechazo muy desviado de Cecchini y un cabezazo débil de Vombergar fue lo poco que el Ciclón intentó en los últimos minutos.
Ya sin Romaña en cancha porque estaba mareado tras el corte que sufrió en la boca, San Lorenzo salió a buscarlo en el complemento. Mantuvo la pelota en campo ajeno, pero tuvo las mismas limitaciones y dificultades de siempre para generar situaciones claras de cara al arco rival. ¿Lo mejor? Un par de disparos de los pibes Báez y Perruzzi que terminó agarrando sin mayores complicaciones Lucas Acosta.
En los minutos finales, después del penal omitido por Martínez Beligoy y el VAR comandado por Héctor Paletta a Ezequiel Herrera, quien había definido cruzado al mismo tiempo que Rentería lo pisó y el botín voló por el aire, llegó el empate que sin hacer demasiado mereció. Aún sin generar situaciones claras, lo pudo conseguir casi de casualidad porque al igual que Vombergar, Molina cabeceó un centro de Muniain a su propio arco y venció a Acosta para el 1-1 final.
