San Lorenzo atraviesa horas decisivas en medio de la crisis institucional más profunda de los últimos años. La AFA, encabezada por Claudio Tapia, le dio un ultimátum a la dirigencia azulgrana tras la reunión del viernes pasado en el predio de Ezeiza, donde estuvieron presentes varios actores del arco político del club.
En la mesa se sentaron, además de Marcelo Moretti y los miembros de la Comisión Directiva, los ex presidentes Matías Lammens y Horacio Arreceygor, y hasta Manuel Agote, referente de Movete Boedo Movete. La reunión, convocada por Tapia, buscó delinear una salida institucional para un San Lorenzo sumido en el desconcierto y con una dirigencia fragmentada.
La AFA había exigido que este martes se presentara una propuesta concreta para estabilizar el club. Sin embargo, el plazo venció y no hubo ningún plan formal. Tapia decidió extender el límite hasta el viernes, fecha que coincide con el partido que San Lorenzo jugará ante Rosario Central en Arroyito.
Ese día, a las 11 de la mañana, se espera una nueva reunión en Ezeiza, donde la AFA espera una definición: si la conducción seguirá con Moretti, o si se avanzará hacia las elecciones a través de una transición producto de una acefalía. Así, se volvería al panorama al mismo de hace un mes: se hace cargo la Asamblea de Representantes de Socios hasta definir una Comisión Transitoria (Sergio Costantino sería el único que presentó una propuesta) para luego a los comicios.
Mientras tanto, Marcelo Moretti insiste en no renunciar, asegura contar con el respaldo de parte de la Comisión Directiva y mantiene su postura de seguir al frente del club hasta el final de su mandato, en 2027. En paralelo, deberá presentarse en el Juzgado por la causa de administración fraudulenta, impulsada por César Francis, tras la difusión de los videos donde se lo ve recibiendo un sobre con 25 mil dólares.
En Boedo, el clima es de tensión total. Los hinchas observan con angustia la parálisis dirigencial, aunque el rendimiento del equipo les da un pequeño alivio: el Ciclón está en zona de playoffs del Clausura y se encamina a clasificar a la Copa Sudamericana 2026, un bálsamo deportivo en medio del caos institucional.
