Sin dudas, uno de los protagonistas del clásico de barrio fue Adam Bareiro. El delantero sufrió de arranque sus dichos en la previa, donde aseguraba, al igual que el presidente Marcelo Moretti, que un partido contra Boca era más importante que el de Huracán. Pero así como fue buscado los jugadores locales, él también entró, quizás por demás, en el terreno de la fricción.
En ese ida y vuelta, hubo una jugada que protestó el Globo durante y después del encuentro. A los 40′ del segundo tiempo y ya con una amarilla encima, el Príncipe le metió un tacazo en la cabeza a Rodrigo Echeverría que dejó sangrando al volante chileno. Nazareno Arasa primero dejó seguir y después interrumpió el partido. Y como el VAR no lo consideró para roja, no llamó al árbitro.
“En ese momento pensé que me echaban. La verdad es que cuando voy y me acerco a Echeverría, vi la sangre y me asusté un poco. Dije ‘sí, acá la podía haber sacado un poco más cara’. En el partido le pedí disculpas, le dije que no fue intencional y se lo tomó de la mejor manera. Después también le mandé un mensaje y estuvimos charlando”, se sinceró Bareiro.
Después, el capitán de San Lorenzo opinó sobre las declaraciones de Ignacio Pussetto contra él (“le dan licencia para jugar, y para hablar….”, dijo). “Que yo sepa no, lo hacemos todos por igual. Hay veces que tenés que sacar mañas y tener que jugar fuerte, es normal. Hay partidos y partidos, y éste justo era un clásico. Había que jugar un par de cosas, pero no por eso me dan licencia ni mucho menos. Está en su derecho, es su opinión”, sostuvo en diálogo con ESPN.
Por último, hizo un resumen de lo que fue el clásico en Parque Patricios: “Era un partido muy duro donde las emociones estaban por el aire. Ninguno de los dos quería perder. Lo sentí así desde el primer minuto, por eso fue un partido con mucho roce, donde no se jugó tanto. La cancha no ayudó para ninguno de los dos. Por ahí se dio un juego más aguerrido, más brusco y muy sucio. No fue lo que fuimos a buscar, pero nos encontramos con eso“.