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Otra derrota y papelón de San Lorenzo

El encuentro ante Aldosivi fue una continuidad de lo que viene pasando durante todo el semestre… Nuevamente se vio un equipo sin ideas, sin rumbo, sin actitud, sin ganas. ¡Preocupante! Y, encima, si sus referentes no acompañan a los pibes, que tan desprotegidos están, todo se sigue desmadrando. Fue papelonesco lo de San Lorenzo, que perdió 7 de sus últimos ocho partidos y puede quedar último si Arsenal le gana el jueves a Unión.

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El Ciclón había arrancado mejor. Estuvo cerca de convertir Donatti y parecía mejor parado. Sin embargo, desde las graves fallas individuales se explica el gol que sufrió a los 5 minutos. Ortigoza exigió a Flores en la salida, el juvenil fue muy flojito a disputar la pelota con Milo y el centro atrás del volante encontró a Hauche de frente, que fusiló a Torrico para el 1-0.

Para colmo, San Lorenzo jugó quince minutos más mirando, casi atónito, cómo los 11 de enfrente jugaban como querían prácticamente sin ni siquiera ofrecer la más mínima resistencia. Cuando se despertó, no pudo encontrarle la vuelta por propias limitaciones y porque Devecchi, a préstamo en el Tiburón, tapó las dos más claras: un tiro libre a Sabella y un remate a quemarropa de Uvita Fernández.

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El segundo tiempo casi que estuvo de más. San Lorenzo pareció salir decidido, Rapallini no le dio un claro penal por mano de Coloccini, pero esas intenciones se esfumaron rápido. Aldosivi lo agarró mal parado de contra, pase de Iritier a Hauche a la espalda de una defensa sin reacción y 2-0 para el local. Lo que vino después fue un papelón…

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Luego de una falta a Coloccini, Ortigoza quiso copar la parada, se la agarró con Cauteruccio y el juez le sacó roja directa a los dos. Pero eso no es todo, los ex campeones de América siguieron discutiendo, el Gordo le metió un manotazo antes de salir del campo, después hasta empujó a Palermo y parece que hubo lío en el vestuario. Escandaloso.

El partido ya estaba roto, ni siquiera vale la pena analizar cuestiones tácticas. La impotencia de Fernández Mercau, pasado de revoluciones y metiendo un manotazo en la cara a un rival (antes le había dado un murrazo a Rufino Lucero), fue una confirmación de todo el desorden, descontrol y desidia que reina dentro y fuera del césped.

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