Néstor Ortigoza es uno de los jugadores más queridos de los últimos tiempos. No solo pateó el penal más importante de la historia del club sino que también fue uno de los referentes en la obtención de la Copa Libertadores del 2014. Por eso, cada vez que puede, deja en claro que le gustaría terminar su carrera en Boedo. “No es un sueño, es un deseo volver a San Lorenzo“, comentó en diálogo con Cómo te va, por radio Colonia.
Después, explicó: “No es un sueño porque los sueños en el club ya los cumplí. Como el de salir campeón o el de no descender. Si no se da, no se da. Yo ya hice un recorrido y cuando hablan de los títulos de San Lorenzo yo ya estoy en una partecita de esa historia. Con eso estoy contentísimo y feliz de la vida. La gente me lo reconoce, es una caricia al alma”.
El Gordo, actualmente en Estudiantes de Río Cuarto, sabe que a medida que pasa el tiempo las chances de regresar al Ciclón se van apagando: “Tengo 36 años y sé que estoy en las últimas. El momento pasa para todos. Hoy es el momento de otros chicos y yo tengo que potenciarlos. Siempre supe qué posición tuve. Uno se tiene que ir adaptando a la situación. Estoy con ganas de aportar y ayudar al grupo“. Aunque avisa: “Lo bueno es que me siento bien. Obviamente si voy no quiero jugar 20 minutos, voy a pelear un puesto. Después el técnico decidirá cuánto me necesita”.
Hablando del difícil momento que atraviesa el equipo, comentó. “San Lorenzo hizo un recambio enorme y a mitad de camino va a haber tropiezos, va a haber baches. Como grupo tiene que hacerse fuerte y superarse. (Mariano) Soso sabe mucho. Lo conozco de Argentinos Juniors cuando fue ayudante de (Claudio) Vivas. Desde ahí se veía que tenía pasta para ser técnico. Se le tienen que dar los resultados”.
Por último, teniendo en cuenta que aún le quedan (escasas) chances de jugar la Libertadores 2021, Ortigoza analizó: “Sería hermoso que San Lorenzo vuelva a jugarla. Tiene un equipo muy bueno pero no es fácil. Hubo muchos cambios y ahí es donde hay turbulencias. Los hinchas no van a tener la misma paciencia que tenían con Mercier, Romagnoli, Buffarini o Mas, que tenían uno o dos partidos que podían andar mal pero la gente bancaba porque habían ganado cosas importantes. Ahora perdés dos partidos y se cae todo“.