Fabricio Formiliano fue el jugador que cerró el mercado de pases de San Lorenzo. Arribó a Boedo para cubrir el lugar que dejó vacante Federico Gattoni por pedido de Rubén Insúa, quien insistió en su momento por la llegada de Jonathan Galván y, finalmente, se tuvo que conformar con la incorporación del uruguayo de 30 años mucho más tarde de lo previsto.
El marcador central firmó su contrato por 18 meses el viernes, conoció a sus nuevos compañeros ese mismo día y 24 horas más tarde, el Gallego confirmó que no sabe cuándo empezará a tenerlo a disposición porque llegó lesionado: “Entrenando hace quince días tuvo una pequeña distensión en el sóleo y todavía no está para hacer los entrenamientos grupales”.
Formiliano jugó su último partido oficial el 30 de julio en el Necaxa y desde principios de agosto estuvo entrenándose por su cuenta, una vez que los mexicanos lo dejaron libre. Sobre el final de ese mes comenzó a practicar con Sportivo Bella Italia de Uruguay, y fue en ese lapso cuando sufrió la molestia muscular producto de una larga inactividad.
“Una vez que pueda entrenar con normalidad veremos en qué momento podremos contar con él, pero tenemos que verlo con el tiempo. Creemos que va a necesitar varias semanas para estar al mismo nivel que el resto“, admitió el Gallego, que ya tiene moviéndose en la Ciudad Deportiva al último refuerzo del libro de pases.
