Los números hablan por sí solos. Lo que se ve dentro de la cancha es bien acorde y lo hace merecedor de semejante estadística. Por más vuelta que se le quiera dar a esta historia, San Lorenzo atraviesa una de las crisis futbolística más grandes de los últimos años. Por muchas cosas que se hicieron y se siguen haciendo mal en el club.
Dos rachas de cuatro derrotas consecutivas en la Liga Profesional. Seis caídas, un empate y una victoria en los últimos ocho encuentros. Más de la mitad de los partidos perdidos: 11 de 21. Uno de los equipos con más goles recibidos, con -10 de diferencia. Con todo esto, lógicamente, está anteúltimo en el torneo.
San Lorenzo arrancó la fecha 21 en el puesto 24, pero terminará un poco más abajo. La victoria de Central Córdoba ante Independiente lo sigue hundiendo en la clasificación: quedó 25 de 26, con 20 puntos, apenas uno más que Arsenal, que este domingo por la tarde venció a Newell’s en Sarandí.
Y el problema no es el simple hecho de ver a San Lorenzo en una situación inédita, sino que cada fecha se aleja de la chance de buscar un lugar en las copas internacionales, uno de los objetivos de mínima que se había planteado el club en el inicio del campeonato por los billetes que pueden dejarle a sus arcas con números en rojo.
El Ciclón arrancó la liga en el quinto puesto de la tabla anual, a un punto de la Copa Libertadores, pero quedó 18. No solo que no clasificará al torneo más importante del continente sino que está a punto de quedarse afuera, matemáticamente, de la Sudamericana: cuando quedan 12 puntos por jugarse, está a 8 de Defensa y Justicia y con varios equipos en el medio que luchan por el boleto.
Sin entrenador definido tras la salida de Paolo Montero, con un cuarto interinato del DT de la Reserva, con un presidente de licencia, con un vice que prometió volver después de tres años ocupándose de su carrera política, está claro que la crisis va más allá de lo futbolístico. ¿Hasta cuándo?
