Los números hablan por sí solos. Lo que se ve dentro de la cancha es acorde al mal humor que refleja el hincha, por más vuelta que se le quiera dar a esta historia. Por muchas cosas que se hicieron y se siguen haciendo mal en el club, San Lorenzo atraviesa una nueva crisis futbolística. A todo esto se le suma que los hermanos Romero prefieren emigrar.
El fin de semana pasado, los mellizos mantuvieron una charla con Horacio Arreceygor. El presidente en funciones se juntó con el objetivo de hablar de la renovación de sus contratos. Sin embargo, se encontró con la contrapropuesta de los mellizos: plantearon sus ganas de cambiar de aire y de buscar otro horizonte en caso de que llegue una propuesta formal.
Hasta el momento no llegó ninguna oferta para que San Lorenzo los vendiera. Pero todavía no hay nada dicho. Angel y Oscar le cedieron un poder a gente allegada a Cristian Bragarnik para que los puedan ubicar en el exterior, sobre todo en el fútbol norteamericano o en el brasileño, donde todavía la ventana de transferencias está abierta hasta septiembre.
Como viene exponiendo Arreceygor o el manager Mauro Cetto en cada declaración pública, el Ciclón necesita vender para acomodar su economía golpeada. Por eso, en Boedo son conscientes que podrían llegar a recuperar parte los cuatro millones de dólares que invirtieron por los Romero a mediados del 2019. Con sus salidas, además, el club se liberaría de dos salarios altísimos.
Por lo pronto, los mellizos continuarán entrenando con el plantel de Paolo Montero a la espera de novedades. Sus contratos vencen en junio del 2022 y a principios del año que viene, si todo continúa como hasta ahora, podría negociar como libres con cualquier equipo. En San Lorenzo lo saben, quizás ésta sea una de las últimas oportunidades de hacer caja con los Romero…