Además de confirmar que será el nuevo técnico de San Lorenzo, Paolo Montero se hizo el tiempo para hablar de lo que viene. Y, dentro de todo, el uruguayo sabe a dónde se mete: contó que está al tanto del plantel, habló de bajar el presupuesto, que lleguen jugadores con el carácter suficiente para este momento de la institución y también del manejo de grupo.
“El material es bueno. Hay muchos jóvenes de buen nivel. Están los Romero que son muy buenos y están en la Copa América. Lo que sí, sabemos que hay que achicar un poco la economía. Vamos a empezar analizar contrataciones y salidas. Acaba de llegar Ortigoza, que es un ídolo del club”, comentó el técnico de 49 años.
Sobre cómo intentará llevar adelante este nuevo ciclo, aseguró que quien llegue debe saber lidiar con la presión. “Yo estuve ahí y lo viví. Ya lo sé. Lo primero que le dije a Mauro (Cetto) es que hay que contratar jugadores con mucha personalidad. De a poco va a empezar el público y la hinchada en todos los equipos del fútbol argentino es pesada. Para eso lo más importante es que tengan personalidad. Después la tribuna se hace complicada…”.
Consultado específicamente por Oscar y Angel Romero y los posibles problemas de grupo que pueda llegar a tener, fue contundente. “Del vestuario yo no me hago problema. En todos lados que llegué siempre digo lo mismo: vengo a colaborar. El jugador sabe si cometés un error o te equivocás. Lo importante es no ser falso. Siempre de frente. En Rosario Central me decían que iba a tener problemas con Teo Gutiérrez, con nosotros fue un crack”, admitió.
“Con el poder de mando lo importante es no perder la credibilidad. Me gusta discutir estratégicamente con el jugador, los que juegan son ellos. Mientras que no te saquen la autoridad podés discutir en una reunión, en una charla técnica… Sino con el poder de decisión que tiene uno, llega el domingo y no juega. No es tanto misterio. A mí me pasó“, agregó después.
Por último, aseguró: “Hay que respetar las decisiones, hay jerarquías y yo, por ejemplo, en los años que estoy dirigiendo nunca entré al vestuario. Les digo que si entro es porque no están resolviendo un problema grupal o para tomar decisiones. Sino ni paso por el vestuario. No es el lugar que me corresponde, es el de ellos“.