Pasaron 47 días hasta que una tarde, ya pasada la mitad del campeonato, Iker Muniain pudo volver jugar con la camiseta azulgrana. Una gran noticia para Miguel Ángel Russo, que imagina al vasco con un rol protagónico en este San Lorenzo, y para los hinchas, que mantienen la ilusión de que recupere el nivel para poder hacer la diferencia.
El volante ofensivo se había lesionado el 23 de enero, cuando en plena práctica sintió una molestia muscular que se convirtió en un desgarro más importante de lo que se pensaba. Inicialmente Muniain viajó a España para recuperarse con un especialista. Y en su vuelta, luego de 17 días, primero realizó entrenamientos de forma diferenciada y de a poco se fue sumando al grupo.
Por esto, Russo no lo incluyó en los clásicos contra Huracán ni Racing. Pero durante la última semana lo vio mejor y este sábado inició en el banco. En un momento complicado porque San Lorenzo ya perdía 2-1 contra Independiente, el entrenador lo tiró a la cancha a los 35′ del segundo tiempo en un cambio polémico por Reali, que venía siendo uno de los mejores del equipo.
En esos diez minutos poco pudo hacer Muniain. Estuvo merodeando el área, pero más allá de la movilidad por todo el frente se ataque apenas pudo entrar en juego. De hecho, intervino poco y nada en las aproximaciones que llegó a tener el equipo y ni siquiera se hizo cargo de la pelota parada, evidenciando que todavía sigue sin estar al 100%.
“Es normal porque estuvo mucho tiempo afuera. Tiene que seguir de menor a mayor. Todas las semanas que trabaje va a ir mejorando permanentemente“, sostuvo Russo sobre la vuelta del vasco a las canchas. Fue apenas el primer pasito luego del desgarro que lo tuvo parado por mucho tiempo. La apuesta, ahora, es que encuentre su plenitud con el correr de los días.
