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A San Lorenzo se lo dieron vuelta y sumó otro duro golpe en la Liga Profesional

El equipo de Romagnoli lo ganaba con gol de Cuello, pero jugó un segundo tiempo flojísimo y el Tatengue se lo llevó puesto hasta darle vuelta el resultado. El Ciclón cierra el semestre sin triunfos de visitante.

El Tatengue había arrancado mejor, más intenso y con remate cruzado de Pardo que pasó cerca del palo derecho de Altamirano. Pero el trámite del partido se hizo parejo enseguida, y hasta por momentos parecía ser más favorable al Ciclón. Se afirmaron el chico Herrera y Campi atrás, creció Remedi en la mitad de la cancha, se acomodó mejor Irala y de a poco empezó a jugarse como quería el equipo de Romagnoli.

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De cara al arco rival le faltaba. Sin embargo, después de un gran remate de Braida que tapó Campisi, llegó la jugada que desniveló el resultado. Leguizamón quiso filtrar y el rebote favoreció la diagonal de Tarragona, que punteó ante la salida del arquero y Cuello arremetió, no pudo definir de primera, pero se reincorporó rápido y resolvió con el arco libre. Unión, algo nervioso, no pudo acercarse en el cierre del primer tiempo.

En el complemento San Lorenzo pudo aguantar un ratito las buenas sensaciones de la primera etapa porque Unión se le vino. En el arranque fue clave Altamirano para sostener el cero con dos intervenciones importantes, primero tapándole un cabezazo a Pardo y reaccionando también en el rebote, y después sacando un remate de Luna Diale.

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Romagnoli reforzó el medio con Perruzzi y prescindió de Tarragona, el centrodelantero, pero no hubo caso. Más allá de unas contras en las que pudo sacarle algo de provecho, Unión insistió, hizo revolcar otra vez a Altamirano y hasta no ligó por centímetros cuando el VAR le anuló el empate a Morales por un offside finito y un cabezazo de Orsini que dio en el travesaño.

Se veía venir el empate. A la salida de un córner a los 33′, Pardo sacudió con un derechazo tras un rebote involuntario de Remedi que le quedó justo. Para colmo, el local no se conformó con el 1-1 y se lo llevó puesto. Cuatro minutos más tarde, cabeceó Corvalán ante la pasividad de Luján, tapó Altamirano y aprovechó el rebote Morales redondeando un segundo tiempo flojísimo de Boedo.

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En la desesperación del final, ahí fue cuando Romagnoli movió el banco y, jugado por jugado, puso a Cerutti y Barrios por Luján e Irala. Intentó ir con amor propio para rescatar del naufragio en que se había convertido el equipo, pero ya era demasiado tarde.

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