San Lorenzo viajó a Uruguay con el objetivo de seguir generando confianza después del buen cierre del año, pero no lo logró. Fue 0-0 con Independiente del Valle, 0-1 con Peñarol y 0-1 con Danubio. Es decir, un empate, en el que luego perdió por penales, y dos derrotas, con ningún gol a favor y dos en contra. Y si bien le queda el desengaño de quedarse corto en el último amistoso, al menos para el afuera esta racha de resultados adversos dejaron más dudas que certezas.
Puertas adentro quizá sea otra historia. “Lo importante es cuando empecemos a pelear por los puntos”, fue la frase que repitió una y otra vez Adam Bareiro tras la última caída. Porque sí, con la certeza de que el año recién empieza y queda (mucho) margen de mejora, los dirigidos por Rubén Insúa emprendieron regreso a la Argentina sabiendo que el objetivo es Arsenal, el próximo sábado por la primera fecha de la Liga Profesional.
Luego del lunes de descanso, el Ciclón retomará los entrenamientos en la Ciudad Deportiva el martes por la mañana y no habrá demasiado tiempo de trabajo antes de la última prueba que tiene preparada el técnico para sus dirigidos, ya que el miércoles hay un nuevo amistoso ante Argentino de Merlo, de la Primera C. Ahí se esperan dos ensayos, uno con los suplentes y otro con el equipo que arrancaría jugando el fin de semana en el Nuevo Gasómetro.
Para el partido con los de Sarandí, habrá que estar atentos a la evolución de Augusto Batalla, que terminó el partido de este sábado con una sobrecarga en el aductor derecho y se espera su evolución. Otro que terminó tocado es Gastón Hernández, una de las fijas del técnico en el 11 inicial, pero su presencia no correría riesgo ya que su salida se debió a un traumatismo en la pierna derecha. Nada muscular.
En este mercado, San Lorenzo sumó hasta el momento tres incorporaciones: Alex Ibacache llegó de Everton, Rafael Pérez de Talleres de Córdoba y Facundo Altamirano de Banfield. El colombiano se sumó hace pocos días junto al arquero y el DT pretendía que juegue desde el inicio con Danubio, pero una demora en el envío de papeles del contrato por parte de los cordobeses llevó a que el marcador central no pudiera estar.
¿Y qué pasa con La Roca Sánchez? Si bien hay un principio de acuerdo desde hace varios días, lo que está retrasando su llegada al país es la duración de su contrato: el CASLA pretende que sea por un año con opción a renovar por otro más, y el jugador de 36 años quiere firmar por dos. Si logran resolver esta cuestión, el ex mundialista con Colombia será otra de las caras nuevas del plantel de Insúa.