“No soy un 9 goleador, ése que hace 100 goles por torneo. Siempre he priorizado el juego grupal por sobre el individual y he cumplido diferentes roles”. Eso decía Franco Di Santo el pasado 9 de diciembre cuestionado porque no le estaba tocando convertir. Él mismo lo reconoce: es un delantero con poco (poquísimo) gol.
Hay números que no precisan una explicación. Estadísticas que hablan por sí solas. A sus 31 años, después de una extensa carrera en Europa en clubes como Chelsea de Inglaterra, Werder Bremen o Schalke 04 de Alemania, entre otros, llegó al Ciclón tras haber jugado 386 partidos y haber marcado solo en 67 oportunidades. Un promedio de gol de 0,17 por partido. Pobre si se tiene en cuenta que se lo fue a buscar para reemplazar nada menos que a Adolfo Gaich.
Y en San Lorenzo sigue con la pólvora mojada, está a la vista. Disputó seis partidos oficiales (tres como titular y tres como suplente) sumando un total de 386 minutos en cancha y no convirtió. La estadística se agranda si se le suma el rodaje de los amistosos. Fueron cinco partidos más, cuatro en la era Soso y uno más contando el de este martes con Dabove, sin poder inflar la red. Además, falló un penal con Lanús.
Ya durante la pretemporada pasada, el mendocino se había ganado un lugar en el equipo inicial. Sin embargo, una lesión muscular hizo que se perdiera los tres primeros partidos de la Copa Maradona. Ahí, después de mucho tiempo reapareció Alexander Díaz con grandes actuaciones: fue figura con Aldosivi (marcó un gol) y Estudiantes y dio dos asistencias ante el Decano. Hoy, además, metió el segundo del CASLA en el amistoso contra Atlético Tucumán.
Mientras uno está cada vez más cuestionado por los hinchas (hoy volvió a ser tendencia en Twitter), su competidor directo, un juvenil de la casa, continúa en pleno ascenso. El sábado se viene el segundo partido de preparación de la era Dabove contra Arsenal de Sarandí: ¿El DT seguirá confiando en Di Santo? ¿O el Tanque empezará a ganarse un lugar en la consideración?